Revista Opinión

El “Asunto Urdangarín”

Publicado el 01 mayo 2014 por Liberal

El autor del artículo especial para hoy es uno de los comentaristas de este foro – Sigfrido. Es la política habitual de Liberalismo Democrático publicar artículos de comentaristas que así lo pidan, aunque los puntos de vista expresados NO NECESARIAMENTE encajan con los de Liberalismo Democrático. La intención es crear debate, sobre todo ante ideas controvertidas e indeseables para la mayoría del público. Cualquier queja o crítica debe ser dirigida exclusivamente a su autor – Sigfrido y no a Liberalismo Democrático. En todo caso, a Liberalismo Democrático se le podrá acusar de permitir la libertad de expresión, pero eso lo tomamos como cumplido, pues somos liberales y detestamos la censura.
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Es harto probable que el presente artículo genere escándalo e incluso indignación entre las mentes obtusas, superficiales y propensas a ser manipuladas por los medios de “desinformación”. Francamente, esto no me preocupa lo más mínimo porque como es público y notorio en este blog, nunca he tenido el menor problema en remar contracorriente defendiendo posiciones minoritarias. Y es que, a diferencia de los mediocres, yo no necesito buscar una seguridad formando parte del “oklos” o masa.

Durante los dos últimos años, la mayor parte de los diarios, de las radios y de las televisiones, nos ha bombardeado con informaciones sensacionalistas atinentes al llamado “Caso Nóos”, un sumario judicial que nació como una pieza separada del llamado “Caso Palma Arena”. El principal motivo de tamaño interés en un caso de presunta corrupción que al lado de casos como los relacionados con la finaciación ilegal de los partidos políticos, o con los casos de fraudes de ayudas destinadas a la formación laboral protagonizados por la patronal o por los sindicatos es una “travesura colegial”, reside en el hecho de que uno de los coimputados es Don Iñaki Urdangarín Liebaert, duque de Palma de Mallorca, esposo de SAR la Infanta Doña Cristina y yerno de SM el rey Don Juan Carlos I. Supuestamente, el señor Urdangarín y su socio Diego Torres habrían constituido una fundación conocida como el Instituto Nóos con el fin de detraer fraudelantamente fondos públicos, que les habrían sido entregados para la celebración de eventos deportivos que finalmente no fueron llevados a cabo. El informe del Ministerio fiscal atribuye al señor Urdangarín la comisión de cuatro delitos: fraude, blanqueo de capitales, prevaricación y malversación de fondos públicos.

Sentí náuseas y vergüenza ajena cuando observé a través de la tv las imágenes de la chusma que ávida de “morbo y sangre” aguardaba la entrada del señor Urdangarín en los juzgados de instrucción de Palma, el 25 de febrero de 2012. Una turba compuesta por marujonas grasientas y por anti-higiénicos republicanos con aspecto de delincuentes comunes. El denominador común que los unía era el griterío y la histeria. Pareciera que estaban esperando la entrada en los juzgados de un violador, de un terrorista o de un asesino en serie. (Bueno, la verdad es que en España muy pocas veceshe visto indiganción semejante cuando semejantes monstruos hacían su entrada en un juzgado). La actitud de Urdangarín fue correcta en todo momento. Entró con tranquilidad, acompañado por su abogado, e incluso hizo unas breves declaraciones a la prensa en tono sereno para proclamar su inocencia. Acto seguido, declaró durante varias horas ante el juez Castro.

“Curiosamente”, no vi semejante alboroto ni a la chusma indignada cuando Diego Torres acudió al mismo juzgado a declarar. Y es que, un presunto corrupto que forma parte de la familia Real, genera mucha más “indignación popular” que un corrupto que no forma parte de la familia Real, y cuyos orígenes sociales son muy rasos. Esta misma chusma, es la misma que proclama a los cuatro vientos que “Tos semos iguales”. Pues si “tos semos iguales”, como dicen ellos, su indignación tendría que ser la misma en ambos casos. En fin, ya sabemos que la chusma no es muy amiga del raciocinio abstracto.

A esta chusma ignorante y grasienta, le gusta la sangre, sobre todo cuando “es de alcurnia”, como a aquella morralla que atestaba las plazas de la Francia revolucionaria en la que los “enemigos de la Revolución”, en especial los de sangre noble (aunque fueran niños de 6 años), eran guillotinados. La sangre excitaba a toda aquella gentuza. Hoy vivimos en tiempos más civilizados y menos sanguinarios, y para desgracia de nuestra chusma patria tales espectáculos ya no son posibles.

¿Realmente esos individuos mostraban su furia por la presunta corrupción protagonizada por el duque de Palma, o más bien lo que mostraban era esa “envidia igualitaria” de la que habló en su día González Fernández de la Mora, y que se encarna en el célebre “Tú no ej maj ke yo”?. Me inclino por lo segundo. En primer lugar, porque la envidia igualitarista es uno de los pecados nacionales de la España cainita, como muy buen expuso Ortega y Gasset en “la rebelión de las masas”y en “La España invertebrada”. En segundo lugar, porque los corruptos no surgen “ex nihilo”, sino que son un fiel reflejo de la sociedad a la que pertenecen. ¿Cuánto fontanero ladrón, que cobra cifras exorbitantes y en negro por chapuzas mal hechas, habrá despotricado sobre Urdangarín, en su anti-estética casa o en el bar mugriento al que acude asiduamente?. ¿Cuánta auxiliar de enfermería que sustrae sábanas, esparadrapos o servilletas en el hospital en el que trabaja habrá hecho lo propio?. ¿Qué decir de los abogados, ejecutivos y empresarios chorizos que también habrán lanzado improperios contra Urdangarín mientra veían las noticias?.

Es muy probable que si Urdangarín fuera bajo, gordo, feo, de aspecto vulgar y no formara parte de la casa Real, no hubiera suscitado un odio tan enconado. La prueba es que muchos de los sindicalistas involucrados en la trama de los ERES de Andalucía que sí reúnen este perfil, no generan apenas animadversión entre el populacho, que no acude a insultarlos a la puerta de los juzgados.

Me repugna esta sociedad tan podrida y tan hipócrita. Por lo general, el español republicano es un individuo amargado y resentido, como el carcelero Rubén, de infausto recuerdo en este foro, que en lugar de por sanos sentimientos idealistas y patrióticos se mueve por envidia y por rencor, los mismos motores que propulsan la acción y las opiniones de esa mayoría no expresamente republicana, pero recelosa y refractaria de la institución monárquica.

Me hizo mucha gracia en su día oír a ciertos expertos en Casas reales referirse despectivamente a Urdangarín, diciendo que “la infanta Cristina se acababa de casar con un simple jugador de balonmano”.

La realidad es que socialmente, el origen del “jugador de balonmano” es bastante más alto que el de la actual princesa de Asturias, divorciada, nieta de un taxista e hija de una sindicalista. El padre de Urdangarín era un ingeniero y director de la Caja laboral de Vitoria, que pertenecía a una familia vasca de solera, oriunda de Zumárraga. Por su parte, la madre de Urdangarín procede de una buena familia de Bélgica, en concreto de la región de Flandes. Es decir, no estamos hablando de “parvenus”. Comparar el origen de Urdangarín, por el mero hecho de jugar al balonmano, con el origen de la mayoría de los jugadores de fútbol, sito en una barriada popular, como hicieron estos “expertos”, es sencillamente ridículo.

Durante su declaración ante el juez instructor, Iñaki Urdangarín negó haber cometido delito alguno, y acto seguido desligó totalmente a su esposa de sus actividades, y aclaró que el rey le había aconsejado apartarse de las actividades el frante de Nóos. Esto es, su actitud no fue precisamente la de un malandrín cualquiera que intenta escudarse tras otros. No puede decirse lo mismo de Diego Torres, quién desde el comienzo del proceso ha intentado arrojar montañas de basura sobre el duque de Palma. Francamente, no entiendo cómo el juez castro se ha plegado al juego del inicuo Torres aceptando por cuentagotas los correos electrónicos cruzados entre Urdangarín y Torres, en lugar de haber conminado a Torres a hacer entrega de los mismos en un plazo determinado. Diego Torres reúne el perfil prototípico de chantajista procedente de una extracción baja. Estos individuos, no tienen el menor escrúpulo en salpicar de excrementos todo lo que tocan.

Otra cosa que me ha parecido asquerosa e indignante en este proceso ha sido la facilidad con que estos correos han sido filtrados a la prensa. El secreto de sumario ha vuleto a ser puesto en solfa. Ha de recordarse además, que el contenido de estos correos, no tenía una relación directa con actividades delictivas objeto de investigación en el sumario, ya que las conversaciones filtradas eran puramente banales. Que Urdangarín pudiera o no estar liado con un par de señoras, o que Urdangarín hubiera hecho un chascarrillo facilón autodenominándose “Duque empalmado” es del todo irrelevante en una Instrucción penal.

Esto de “El duque empalmado” se convirtió en primera plana de la prensa y los telediarios, y personalmente me hizo mucha gracia ver cómo la gentecilla de este país se “hacía la ofendida”. La situación llegó a ser tan jocosa que el pleno del ayuntamiento de Palma de Mallorca se reunió y decidió en votación unánime retirar el nombre de “Duque de Palma” a una calle por tan “escarnecedora expresión”. Realmente patético, e impropio incluso de las viejecitas que se reúnen para gastarse unos cartones en el bingo; lo cierto es que el españoleitor medio usa expresiones mucho más groseras en las “bromitas” horteras que se envían y reenvían a través del correo electrónico.

En una ocasión, para escándalo de algunos, Alfredo dijo en este foro que “Urdangarín había hecho más por España que muchas de las personas que lo critican”.

Esta aseveración no es una mera hipérbole. Varios de sus ex-compañeros de selección nacional recordaban como en una ocasión llegó a jugar la mitad de un partido con una mano rota. Un gesto que le honra, y que a buen seguro, muchos de sus detractores, algunos bastante afeminados, jamás habrían hecho.

Se escandalizó también la grasa patria cuando salió a la luz que los duques de Palma se habían comprado un palacete en Pedralbes, la zona más cara de Barcelona para residir en él. Claro, claro, si es que carece de toda lógica que unos integrantes de la Familia Real residan en la zona más cara de Barcelona. Lo “lógico” sería que residieran en un barrio de clase media o incluso en un barrio obrero.

En este punto voy a dar un “tirón de orejas” a la Casa Real. Quizá por miedo a la reacción de la plebe, los actuales monarcas han tenido una obsesión desmedida por dar una apariencia de “normalidad”. Por ello, en lugar de residir en el Palacio Real de Madrid o en el palacio del Pardo, residencia del anterior Jefe del Estado, decidieron seguir viviendo en la Zarzuela, un antiguo pabellón de caza que más que un palacio es un “chalet”. La reina de Inglaterra reside habitualmente en tres palacios; Buckingham, Sandringham y Balmoral. No he oído a ningún inglés (salvo a algún republicano tarado) criticarla por eso.

Otro signo de “normalidad” es el hecho de que las hijas del rey trabajen. En Inglaterra no hay ningún hijo de la reina que “trabaje por cuenta ajena”, como si de un burgués se tratara.

Y en España, a diferencia de lo que sucede en el UK y en la mayor parte de las monarquías europeas mínimamente serias, todos los hijos de los reyes residen en un palacio que les es asignado con cargo a los presupuestos estatales. Aquí, con la salvedad del Príncipe de Asturias, viven en pisos o en “casas de urbanización”. Esto de querer aparentar ser “middle class” sin serlo me parece absurdo, y además, una fuente de problemas. Porque , si al final resultara que el Señor Urdangarín llevó a cabo actividades delictivas en el seno de “Nóos” con la finalidad de adquirir una vivienda propia del rango de la pareja, en Pedralbes, esa “bendita sencillez” habría sido la fuente de una mala praxis. Yo siempre he defendido que los miembros de la casa Real deben tener numerosas funciones oficiales asignadas, y un poder adquisitivo que les permita subvenir a sus necesidades sin necesidad de complicarse la vida con asuntos “poco claros”. Pero, vuelvo a repetir que por ahora no ha sido acreditado en modo alguno que el señor Urdangarín haya perpetrado delito alguno.

Algo que lamentablemente escasea en España es el “Sentido de Estado”. Esta cuestión podría haberse solventado de una manera bastante más discreta, como sucedió en Inglaterra cuando los príncipes Michael de Kent, (hijo y nuera del anterior duque de Kent), y primos carnales de la reina Isabel, se vieron involucrados en un asunto dinerario con ciertas similitudes al del Señor Urdangarín. Ahora que las cosas están como están, lo justo es que el proceso siga su curso de forma sosegada, y que se evite todo tipo de sensacionalismo. Desgraciadamente esto va a ser muy difícil, habida cuenta de la naturaleza vil y rastrera de la mayor parte de nuestros “periolistos”.

Y culmino este artículo afirmando lo siguiente. Si finalmente el señor Urdangarín es condenado en el proceso oral que se seguirá una vez haya finalizado la actual Instrucción, la chusma habrá sido aplacada, pero se habrá cometido una tremenda injusticia, dado que ninguno de los integrantes de las administraciones autonómicas catalana, valenciana y balear que proveyeron de fondos al Instituto Nóos, ha sido ni imputado ni procesado por la comisión de un delito de malversación de caudales públicos.

Cosas de la “España cañí”.

Joaquín (Sigfrido)


El “Asunto Urdangarín”

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