Revista Ciencia

El atrevido plan de rescate que podría haber salvado al Columbia (Parte 2/4)

Por Cosmonoticias @Cosmo_Noticias

Sin más oportunidades, sin errores

Este rescate fue considerado desafiante, pero factible.

— Panel de Investigación del Accidente del Columbia

Atlantis, STS-129

Atlantis es desplazado por un transportador hacia la plataforma para comenzar la misión STS-129. Crédito: NASA/Kim Shiflett.

La planificación de la actividad extravehicular (EVA) de inspección habría tomado la mayor parte del Día de Vuelo 4 (19 de enero), pero la fecha límite de los botes de hidróxido de litio quedó fijada para el Día de Vuelo 30 (15 de febrero), independiente de lo que ocurriera en tierra. El trabajo tendría que haber comenzado simultáneamente en el Centro Espacial Kennedy para acelerar la preparación de Atlantis.

Con “acelerar” nos referimos al esfuerzo épico que habría sido necesario. Las actividades que normalmente tardan semanas o meses hubiesen tenido que reducirse a horas o días. Los funcionarios civiles y contratistas del centro Kennedy habrían tenido que comenzar turnos de trabajo 24/7, manteniendo las luces encendidas y los procesos ejecutándose cada hora de cada día, durante un mínimo de 21 días, para permitir que Atlantis pudiese salir y estar listo para ser lanzado.

Tres duras semanas de incesante trabajo por turnos 24/7, y absolutamente sin margen de errores ni fallas. Los equipos del Orbital Processing Facility (OPF), del Vehicle Assembly Building (VAB), y de la plataforma del Complejo de Lanzamiento 39 habrían tenido que llevar a cabo cada una de las millones de etapas de forma correcta, y cada componente de Atlantis tendría que haber funcionado perfectamente al primer intento, o todo hubiese sido en vano.

Tendrían que ocurrir muchas cosas. Primero, los computadores de Atlantis tendrían que ser reprogramados para ajustarse a los cambios de la misión. Afortunadamente, el software de vuelo desarrollado para el acoplamiento de Discovery con la Estación Espacial Internacional (en la misión STS-114) podría ser adaptado cambiando el acoplamiento con Columbia, aunque la mayoría de los parámetros específicos del encuentro hubiesen tenido que ser modificados. Los cambios habrían sido cargados en los computadores de Atlantis durante el DOLILU (Day of Launch Input Load Update), la actualización de software estándar de último minuto que recibe el transbordador en la plataforma dos horas antes del lanzamiento. Generalmente, las cargas de DOLILU incluyen actualización del control de vuelo para ajustarse a los patrones climáticos observados ese día, pero esta carga de DOLILU en particular habría cambiado completamente el perfil de vuelo. Esta hubiese sido la mayor actualización de software en plataforma jamás intentada.

A fin de conducir a Atlantis por el proceso a tiempo, una cantidad de comprobaciones estándares hubiesen tenido que ser desechadas. El proceso de OPF acelerado habría llevado a Atlantis a la VAB en apenas seis días, y el equipo de preparación 24/7 hubiese tenido que ocupar un día adicional para haber unido a Atlantis a su tanque externo y sus motores. Después de solo cuatro días en la VAB, uno de los dos transportadores hubiese llevado a Atlantis hasta el Complejo de Lanzamiento 39, donde sería ubicado en la Plataforma A o la Plataforma B en el Día de Vuelo 15 (30 de enero).

Una vez en la plataforma, comenzaría el empujón final para el lanzamiento. No habría cuenta atrás de práctica para los astronautas escogidos para volar en la misión, ni habría pruebas de fuga de combustible. Antes de este lanzamiento, el tiempo mínimo que un transbordador había tardado en la plataforma de lanzamiento era 14 días; los equipos de la plataforma hubiesen tenido solo 11 días para dejar a Atlantis listo para volar.

Aunque los trabajadores en Cabo Cañaveral intentaran frenéticamente ganarle al reloj, había más trabajo que hacer en el Centro Espacial Johnson en Houston: Atlantis todavía necesitaba una tripulación.

La tripulación adecuada

Sería importante tener un alto grado de confianza en la capacidad de los astronautas para adaptarse rápidamente al entorno de microgravedad.

— Panel de Investigación del Accidente del Columbia (Apéndice D.13)

Columbia llevaba siete astronautas, quienes para el Día de Vuelo 15 estarían a mitad de camino de su misión de 30 días, extendida inesperadamente. Esto presentaba un problema para la NASA: los transbordadores espaciales estaban diseñados para hospedar de cinco a siete astronautas, y Atlantis necesitaría su propia tripulación a fin de ser lanzado y encontrarse con Columbia. Cuando Atlantis regresara, cargaría no solo a los astronautas con que fue lanzado, sino también la tripulación rescatada de Columbia, así que para evitar el hacinamiento, ¿cuál sería la cantidad mínima de astronautas que Atlantis podría cargar al momento de ser lanzado?

Después de un análisis, se determinó que Atlantis necesitaría una tripulación mínima de cuatro. Se necesitaría un equipo de un piloto y un comandante para encontrarse y mantener la posición junto a Columbia, y la NASA estimó que serían necesarias de ocho a nueve horas como mínimo de vuelo manual (y potencialmente mucho más que eso). Se requeriría otro equipo de dos personas para llevar a cabo las tareas de rescate en el exterior; tareas que la NASA tendría que haber diseñado desde cero.

Como todas las tareas involucradas en el rescate, no había margen de error, y no habría una segunda oportunidad. Atlantis sería lanzado con una tripulación de veteranos, con la selección inclinada fuertemente hacia astronautas que habían demostrado una rápida adaptación a la microgravedad (no había tiempo para enfermarse en el espacio) y una alta capacidad para EVAs y acoplamientos. El informe no da nombres, pero indica que una evaluación reveló un grupo de nueve candidatos para EVA, siete candidatos a comandante, y siete candidatos a piloto disponibles en enero de 2003 a quienes la NASA podría haber utilizado para la misión.

Neutral Buoyancy Lab

Piscina del Neutral Buoyancy Lab de la NASA. Crédito: Steven Michael.

Los cuatro astronautas elegidos para volar con Atlantis habrían enfrentado un programa de entrenamiento muy comprimido, y también una enorme cantidad de presión profesional y personal. La ajustada línea de tiempo haría que los dos astronautas de Atlantis seleccionados para realizar la caminata espacial entre los transbordadores para la EVA de rescate probablemente serían entrenados en el agua del Neutral Buoyancy Lab de la NASA casi todos los días de las dos semanas, dividiendo la caminata espacial completa de varias horas en maniobras y procedimientos más pequeños y guardándolos en su memoria. Simultáneamente, los dos astronautas seleccionados para pilotar el transbordador habrían pasado las dos semanas en los simuladores del edificio 9 del Centro Espacial Johnson, practicando cada momento del encuentro, mantenimiento en posición, y aterrizaje de principio a fin.

También es cierto que los medios habrían ejercido su propia y enorme presión, intentando poner cámaras y luces en cada rincón posible. “Desastre espacial” y “misión de rescate” son palabras que atraen espectadores. Clear Lake en Houston y Cabo Cañaveral en Florida habrían sido invadidos por camiones de TV; el Centro Espacial Johnson habría sido un telón de fondo constante en los noticiarios de TV locales y nacionales.

Y la tripulación de Columbia seguiría esperando durante estas semanas frenéticas en tierra.

Tiempo de inercia

Este ‘apagón’ habría mantenido solo el soporte de tripulación y el control de vehículo más básico y el equipo de comunicación.

—Informe del Panel de Investigación del Accidente del Columbia (Apéndice D.13)

Si bien el trabajo en tierra se habría realizado con un frenesí controlado, el tiempo a bordo del Columbia se habría hecho “más lento” y transcurriría con tristeza. Potencialmente, la tripulación habría experimentado una breve ráfaga de actividad si tuviesen que realizar una EVA para confirmar el daño en el ala izquierda del orbitador; adicionalmente, habrían necesitado maniobrar el Columbia para ponerlo en una orientación por “gradiente gravitatorio” de modo que la atracción de la Tierra sobre el estabilizador del transbordador mantendría la orientación del orbitador fija en relación a la Tierra sin la necesidad de consumir combustible. Después de esto, no obstante, la tripulación en el transbordador tendría muy poco que hacer además de esperar e intentar no moverse o respirar demasiado.

Cubículos de dormir, STS-107

Tripulación de la misión STS-107 en sus cubículos para dormir. Crédito: NASA.

La tripulación ni siquiera sería capaz de ver la cobertura de su propio rescate, dado que el orbitador estaría en un modo de bajo consumo fuertemente restringido a fin de conservar su energía. El Apéndice D.13 incluye una descripción de cuáles sistemas serían apagados, y entre ellos están “todas las cámaras, calentadores de cámara, monitores de TV, y equipo de video”.

Una pregunta tantas veces hecha es si Columbia habría podido acoplarse o no a la ISS, la que habría tenido insumos extra. Hay numerosas razones por las que esto no habría sido posible, pero la predominante se reduce a física simple: Columbia habría tenido que ejecutar lo que en terminología de mecánica orbital se conoce como una maniobra de “cambio de plano”; aplicando un empuje perpendicular a su trayectoria orbital a fin de moverse para coincidir con la inclinación de la ISS. Las maniobras de cambio de plano necesitan enormes cantidades de energía; en algunos casos, incluso más energía que la requerida para lanzar la nave desde tierra. El Apéndice D.13 descarta la posibilidad de un acoplamiento con la ISS con solo dos frases:

La inclinación orbital de 39 grados de Columbia no podría haber sido modificada para [alcanzar] la inclinación de 51,6 grados de la ISS sin una capacidad translacional de aproximadamente 12.600 pies/s. Columbia tenía 448 pies/s de propulsor disponible.

La tripulación, mientras, estaría conservando cuidadosamente los recursos para el estallido de actividad que ocurriría al final de la misión. Como se señaló anteriormente, los recursos consumibles principales serían los filtros de dióxido de carbono, por lo que descansar y dormir habrían sido la principal misión de la tripulación. El periodo orbital del Columbia haría que durante su tranquilo exilio, la tripulación viera más de 300 amaneceres sobre el borde curvo del planeta.

¿Cuán prolongado se hubiese sentido? ¿Cuántos juegos de cartas podrían haber hecho? ¿Cuántos chistes o historias podrían contar? ¿Cuántas veces en su mente darían vuelta al rescate mientras estaban sentados en un cubículo para dormir, sin poder bañarse y rodeados por su propio hedor y el de otras seis personas cansadas y asustadas, contando cada uno de los 30.000 minutos interminables?

Habrían sido más de 20 días de un interminable purgatorio a la deriva en el espacio.

Ver parte 1

Fuente: Ars Technica


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