De repente, el lobo llama a tu puerta. Educadamente, eso sí. Apretando el botón del telefonillo y respondiendo con una sinceridad que se escapa a las formas convencionales. ¿Quién es?. – El Lobo, auuuuuuuu.
Es una de las cosas que más recuerdo de las visitas de mi tío Miguel. Bueno, mi tío abuelo Miguel. Un tanto excéntrico, ingenioso, de esas personas que no sabes muy bien por donde pillarlas y por dónde te van a salir, pero siempre con un cariño rebosante. Ese aullido en el telefonillo le bautizó como el Sr. Lobo, antes de de que Harvey Keitel marcara su territorio en el ideario colectivo.
Es por eso que esta semana me he acordado mucho de este vídeo:
Porque resulta que el Lobo también está afectado por este mal que es el Parkinson y ahora mismo está en un momento muy difícil. Y no sólo él. Esta clase de enfermedades neurodegenerativas crónicas también tienen sus consecuencias en el entorno del que la sufre: su manada más cercana. Como es difícil disponer de los recursos necesarios para contar con ayuda profesional, es frecuente que los familiares de los afectados de este tipo de enfermedades acaben por convertirse en enfermeros, con el desgaste emocional que esto conlleva. Como psicólogo, ya me parece un trabajo bastante duro. Muchos centros especializados cuentan con un programa de rotación para que lxs enfermexs no se quemen ni adquieran secuelas. Rotación de la que suelen carecer los más cercanos.
De ahí que esta clase de Asociaciones sean importantísimas para brindar la ayuda que necesitan tanto los enfermos como sus familias. Esta segunda manada es clave como grupo de apoyo, tanto por los profesionales como por los miembros que ofrecen variados puntos de vista y actuación para convivir con la enfermedad. Fortalece la identidad y la inteligencia emocional.
La acción me parece brillante. Es divertida, excéntrica y muy tierna. Trata un tema que a muchos dos da escalofríos de una forma desenfadada, sin caer en dramatismos. Es algo que me sorprende: cómo los afectados se lo suelen tomar con más naturalidad y humor que los familiares y amigos. Por supuesto, dentro de unos límites. En psicología, es reencuadrar la realidad bajo otros parámetros que nos permitan vivirla de una forma más amable, que nos permita sentirnos mejor y hacer más cosas. Es justo lo que me transmite este vídeo. Ese famoso optimismo inteligente, buena clave para la felicidad incluso en las peores condiciones.
A menudo no se trata de luchar contra la enfermedad, sino aprender a convivir con ella para poder transformarla. Muchas veces los pacientes están más preocupados de las consecuencias que tendrá su enfermedad para su familia y amigos que por la enfermedad en sí. De hecho, éste fue una de las primeras consultas que tuve como psicólogo con mi tío Miguel por este motivo. Toda una muestra de confianza.
Así que un abrazo y mucho ánimo para esos Exlobos y sus respectivas manadas, seguid aullando en buena compañía. Y que todos lo oigamos.
Diego Caminero. Un psicólogo en Madrid.Etiquetas: felicidad, inteligencia emocional, optimismo inteligente, Parkinson, psicólogo, psicología