Título: El autobús perdido (The Wayward Bus)
Autor: John SteinbeckEditorial: Punto de Lectura (octubre 2007)Año de publicación: 1947Páginas: 345
Precio: 8,99 euros
"Mira chica. Vas a tener que creer lo que voy a decirte hasta que lo aprendas por tu cuenta... Todo el mundo es una golfa, o un vagabundo, y anda perdido alguna vez en la vida. Todos. Y los peores de todos son los que no lo reconocen y lo llaman de otra manera."
Vaya por delante que John Steinbeck es uno de mis escritores favoritos, un mago de las letras que me ha hecho siempre soñar y que me ha trasladado a sus paisajes agrícolas, desérticos y calurosos de California. Es un autor que me ha acompañado toda mi vida, desde mis primeras lecturas siendo una niña leyendo y releyendo hasta la saciedad las magníficas Tortilla Flat y El pony rojo; hasta que con los años me topé con las maravillosas y épicas Las uvas de la ira y Al este del Edén; o las breves pero enormes De ratones y hombres o La perla; cada libro leído de Steinbeck me acerca más a él, lo convierte en un viejo amigo, en un remanso en el que me pierdo sin dudarlo. El autobús perdido ha sido una pieza más de mi puzzle de adoración hacia el Nobel norteamericano, una historia en apariencia sencilla, una novela de personajes perdidos y solitarios, que emprenden un viaje hacia ninguna parte, un viaje en el que su pérdida interior se verá reflejada en ese vagabundeo del autobús, en esa pérdida real en el paisaje agreste y rural californiano.
Dorothea Lange. The Road West, New Mexico (1938)
Considerada por algunos una obra menor, algo con lo que no estoy de acuerdo pues Steinbeck no tiene obras menores, es cierto que El autobús perdido no nos cuenta una gran historia, ni siquiera el hecho de que los personajes alcancen o no su destino es relevante. Como sucede con muchas grandes novelas, lo importante no es tanto lo que se nos cuenta sino cómo se nos cuenta. Se trata de un ejercicio literario de primer orden, en el que Steinbeck nos presenta a un puñado de personajes que se ven obligados a compartir el reducidísimo espacio de un autobús, personas muy diferentes, con un pasado, un presente y un futuro y unas ideas que les alejan a unos de otros, pero que debido a la intimidad obligada del autobús, durante unas horas sus vidas confluirán en un mismo espacio y lugar. Ocho pasajeros y un conductor se dirigen en un pequeño y destartalado autobús desde Rebel Corners a San Juan de la Cruz en California. Nos encontramos en los años inmediatamente posteriores a la Segunda Guerra Mundial, un conflicto que ha marcado de distintas maneras a los personajes, desde el cinismo y el desencanto de los jóvenes ex combatientes, pasando por aquellos que no fueron al conflicto y se enriquecieron, y que no entienden que el dorado sueño americano ya no existe.
Dorothea Lange. Riverbank Gas Station (1940)
Juan Chicoy, el chófer, mexicano que sueña con volver a su país de origen, anclado en un matrimonio con la asfixiante y alcohólica Alice; su mecánico Pimples acomplejado por un severo problema de acné, soñando con estudiar radar para salir de esa vida insignificante y vivir aventuras en alta mar; el matrimonio formado por el señor y la señora Pritchard, él, hombre de negocios pagado de sí mismo, ella, perdida en sus ensoñaciones de burguesa, ambos, perdidos en un matrimonio sin sexo, sin amor, sin ganas, viajan con su hija Mildred quien desea ser todo lo contrario a lo que son sus padres, llena de deseo por los hombres y por vivir cualquier aventura que la saque de su ordenada vida; Norma, camarera que huye de su trabajo buscando un sueño en Hollywood con su adoradísimoClark Gable siempre en la cabeza; Camille, una rubia despampanante que tiene que redefinir su vida y empieza por dar un nombre falso al resto de pasajeros; Ernest Horton, un ex combatiente de la II Guerra Mundial, dedicado ahora a vender objetos imposibles de un lugar a otro; y el señor Van Blunt, un anciano amargado que tiene que decir siempre la última palabra. Todos los personajes huyen de sí mismos, buscan algo, quieren seguir hacia delante, sin realmente llegar a hacerlo en ningún momento. La historia es coral, ningún personaje sobresale sobre otro, el hecho de que vayamos metiéndonos en las cabezas de los personajes, conociendo sus pensamientos y anhelos (a modo de monólogo interior, aunque de una manera muchísimo más ligera y para nada rebuscada que como pueda hacerlo, por ejemplo, Faulkner), nos acerca a los personajes, los humaniza muchísimo más. De fondo, el paisaje salvaje y rural californiano que los rodea en su viaje.
Bien entrada la primavera, cuando la hierba estaba verde sobre los campos y las estribaciones del monte, cuando los altramuces y las amapolas pintaban la tierra de espléndidos tonos azulados y dorados, cuando los grandes árboles se despertaban entre hojas nuevas de un amarillo verdoso, no había lugar más bello en el mundo. No era una belleza que se pudiese ningunear por estar acostumbrado a ella. Te agarraba del cuello por la mañana y causaba un dolor placentero en la boca del estómago al ponerse el sol sobre ella. El olor dulce de los altramuces y de la hierba alteraba el ritmo de la respiración, inducía a jadear de un modo casi sexual.
Dorothea Lange. Men walking Toward Los Angeles, California (1937)
La novela, publicada en 1947, tiene un fuerte contenido sexual que sorprende para la época, expresado más que en lo que se hace, en lo que se anhela o en lo que no llega a materializarse. Todos los personajes están hambrientos de sexo, todos desean a alguien (excepto la señora Pritchard, cuya falta de deseo sexual la incorpora al tema desde el otro extremo), sin embargo no hay amor por ningún lado, en el fondo, todos viajan solos. Existe sin embargo una versión cinematográfica del año1957, protagonizada por Jayne Mansfield y Joan Collins, en la que curiosamente se decidió manipular el argumento y convertir esa pulsión sexual en historias de amor entre los distintos personajes, algo que en la novela no aparece por ningún lado, pero que supongo sería mucho más atractivo para el público de la época. Al ser la base de la novela los monólogos interiores y los pensamientos de los personajes, algo que no puede plasmarse en la película, esta pierde aún mucho más. Os dejo el tráiler, aunque ya aviso que ni hay historias de amor, ni de terror, ni de misterio o aventuras, como sugiere este.
John Steinbeck nació en Salinas (California) en 1902 y falleció en Nueva York en 1968. Aunque recibió muchos premios a lo largo de su vida, los dos más importantes de todos son sin duda el Premio Nobel de Literatura que recibió en 1962 y el Premio Pulitzer en 1940. Muchas de sus novelas han sido llevadas al cine, algunas con resultados tan impresionantes como las magníficas Al este del Edén de Elia Kazan, protagonizada por James Dean; Las uvas de la ira de John Ford, protagonizada por Henry Fonda; o De ratones y hombres de Gary Sinise, protagonizada por John Malkovitch. Aunque El autobús perdido me ha gustado muchísimo, quizá si no se ha leído nada de Steinbeck antes, aconsejaría comenzar con Las uvas de la ira o Al este del Edén para los más valientes, ya que son dos novelas bastante largas, o con las más ligeras y breves De ratones y hombres o Tortilla Flat