La realidad está en la plaza pública, en la calle y en la vida de quienes transitan. Lo que vemos no es la realidad; es sólo un punto de vista, una perspectiva. Hay quien sabe dar testimonio de lo que tiene ante los ojos y quien es incapaz de ver más allá de lo que tiene a la vista. La experiencia, eso que se adquiere con los años es un arsenal abierto a la inspiración de los creadores. El sentimiento, algo común a los humanos, es la aproximación a las cosas y otras personas; lo que nos hace más simples y humanos. Los autores son aquellas personas que, dotadas de imaginación, talento y sensibilidad, tienen capacidad para transmitir.
Por la ubicación de unas coma, se pregunta Berta Delgado si se escribe mejor cuando se es infeliz. Aunque “se canta lo que se pierde”, como dijo el poeta, desconozco si la felicidad y la alegría son estados de ánimo propicios para la creación artística, pero intuyo que el concepto de lo artístico está más ligado a lo trágico que a lo cómico, a la tristeza que a la alegría.
En música abundan composiciones alegres y divertidas, dramáticas y conmovedoras. Seguramente estaré equivocado, pero afirmaría que, en la mente creadora de un escritor o de un músico, el estado de ánimo es importante y que la mayor comunicación se alcanza en las piezas más sentidas. La tristeza genera los textos más conmovedores, la música más melancólica; pero seguramente existan autores capaces de abstraerse de su propia situación personal para recrear estados de ánimo diferentes.
En todo caso, resulta complicado imaginar al poeta, alegre como unas castañuelas, cuando escribió los versos más tristes o a Johnny Burke componiendo What’s new entre risas. Me gusta y conmueve cierto “standar” del jazz. Se trata de un homenaje póstumo a quien, en palabras de Carlos Sampayo, fue el ángel que cayó sobre el jazz en la época de la caza de brujas de McCarthy. La biografía de Clifford Brown dice que era un joven trompetista que tocó junto a Charlie Parker, Miles Davis, Sarah Vaughan, Sonny Rollins o Lou Donaldson entre otros. Dice también que era un músico entregado a su profesión y que, la noche después de su último concierto en Norfolk, desvió la ruta programada hasta Chicago para contactar con un fabricante de trompetas. Le acompañaba su mujer y el pianista Richi Powel. Era una noche oscura de llovizna persistente que se convierte en tormenta durante el trayecto y que condujo el automóvil hasta un barranco, acabando con la vida de los tres pasajeros. Conocida la tragedia Benny Golson compuso un sentido I Remember Clifford, ¿cuál sería su estado de ánimo?
Es lunes, escucho música