La presentación ‘Spanish Cultural Heritage’ se diseñó con motivo del Congreso Internacional de Educación Matemática (ICME 12), con el objetivo de mostrar la intensa de la relación científica y cultural en las matemáticas y su enseñanza entre España y los países Iberoamericanos durante los últimos 520 años.
El 12 de octubre de 1492, una expedición española comandada por Cristóbal Colón llegó a la Isla de Guanahani y tomó posesión de esta tierra en el nombre de los reyes Isabel de Castilla y Fernando de Aragón. Este acto fue esencial para el nacimiento de la Era Moderna y la ciencia, y además ligó la historia sucesiva de España y América.
Desde hace 520 años estos pueblos poseen un lenguaje común, una historia y una cultura compartida, que, en particular, han influido decisivamente en la manera de pensar y hacer matemáticas.
Esta herencia es la que se refleja en la exposición ‘Spanish Cultural Heritage’, que presentó la Comisión de Educación del Comité Español de Matemáticas en el Congreso Internacional de Educación Matemática (ICME, por sus siglas en inglés) hace apenas unas semanas (del 8 al 15 de julio) en Seúl (Corea).
“El objetivo de la presentación es mostrar y subrayar la importancia de la cooperación científica y cultural matemática y en la educación matemática entre España y las Repúblicas Americanas”, cuenta Luis Rico, investigador de la Universidad de Granada, presidente de la Comisión Española de Educación del Comité Español de Matemáticas y coordinador de la exposición.
Los 27 posters, elaborados por diversos expertos, están orientados al público general, ya que la “intención del diseño era explicar a la comunidad matemática algunas de las líneas más importantes y las raíces históricas de las características de la matemática y de la educación matemática en los países de habla hispana”, según Luis Rico.
La presentación se estructuró en cinco grandes periodos: Descubrimiento y colonización; sociedad criolla; siglo XIX, de la Independencia; siglo XX, de apoyo y asistencia mutua, y las última décadas de cooperación y apoyo mutuo.
Matemáticas en la exploración del nuevo mundo
Tal y como cuenta la exposición, el descubrimiento de América se produce sobre una bases conceptual sólida, a pesar de una serie de fallos en los datos manejados por Colón: “Quería llegar a Cipangu (Japón), pero la información de sus mapas tenían varios errores: asumía que la Tierra tenía una circunferencia máxima de 29.000 km y calculó que el ancho de Eurasia era 225º”, relata Luis Rico.
Pese a ello, la expedición llegó al continente y, a partir de aquí, la exploración del Nuevo Mundo estableció un contraste entre la realidad y las antiguas ideas sobre la forma y el tamaño de la Tierra. Prendió el espíritu de la libre investigación y el contraste empírico de hipótesis. La geografía, la cartografía, la cosmografía, la geodesia y la física terrestre dejaron de ser técnicas prácticas para convertirse en ciencias matemáticas.
La fundación de las primeras universidades americanas a mediados del siglo XVI establece los fundamentos para la institucionalización de la ciencia y de la técnica en el nuevo mundo. La historia del desarrollo de la ciencia a partir de ese punto fue compartida por España y todas sus colonias.
En el siglo XVI las matemáticas estaban involucradas mediante dos vías en la sociedad: como disciplina teórica, dentro de la cultura académica (la matemática por sí misma, pero también dentro de otras como la cosmografía, la astronomía o la cronología); y como base práctica para otras actividades técnicas y económicas, como la navegación, la arquitectura, la ingeniería, la cartografía marina…
Los matemáticos de aquella época ejercían como militares, oficiales del gobierno, abogados, clérigos y nobles sin título.
Desarrollo de la sociedad criolla
Pese al avance cultural y técnico que supuso la exploración del nuevo continente, a partir del siglo XVII la actividad matemática en España empezó a declinar, quedándose detrás de otros países europeos. Felipe II impuso una política de aislamiento cultural que mermó el trabajo de los matemáticos españoles. Sin embargo, en Iberoamérica, geográficamente más lejana de la tutela monárquica, se expresó con mayor libertad el pensamiento científico.
No fue hasta principios del s. XVIII, con la llegada de los Borbones, cuando volvió a impulsarse la ciencia en España, favoreciendo la educación sobre matemáticas en las escuelas de ingeniería y creando instituciones para el desarrollo y la divulgación de la ciencia, como los jardines botánicos y las academias.
Gran parte de estos centros estaban en manos de los Jesuitas, por lo que su expulsión del reino español en 1767 provocó la reestructuración del sistema educativo. Este cambio generó la aparición de un grupo de científicos que estimularon la renovación de las matemáticas y su enseñanza en España.
Entre ellos estaban Benito Bails, Juan Justo García, José Celestino Mutis y Thomas Cerda. Algunos de estos matemáticos, encargados de diseminar los avances científicos, trabajaron en América y desarrollaron su labor allí, junto con la pujante sociedad criolla de los nacidos en el Nuevo Continente.
Educación pública y universal
El siglo XIX es el siglo de la independencia de las repúblicas americanas. En 1812 ocurrió un punto fundamental en este proceso: las Cortes de Cádiz, constituidas como expresión de la soberanía nacional ante el vacío de poder consecuencia de la invasión napoleónica, redactaron y promulgaron la Constitución de Cádiz, basada en ideas liberales e imbuida de principios soberanistas. En ellas, se hablaba expresamente de educación “universal, uniforme, pública, gratuita y libre”.
Contraportada de la Constitución de 1812
Las ideas liberales se convirtieron en base de las reformas educativas que se implantaron después de las revoluciones que condujeron a la independencia de las colonias españolas. Entre los prohombres hispano americanos que impulsaron tales reformas estuvieron Sebastián Lorente Ibáñez (Perú), Justo Rufino Barrios (Guatemala) y José María Luis Mora (México).
También la historia de la educación matemática hispana destaca en este periodo. Uno de los delegados de Granada en las Cortes de Cádiz fue el matemático José Mariano Vallejo. Durante su exilio en 1823 en París trabajó con el famoso matemático Pierre Simon Laplace. Vallejo regresó a España, en 1832, se dedicó a difundir las nuevas tendencias europeas en el campo de la matemática y de la pedagogía.
Vallejo participó en la creación de las Escuelas Normales, la Academia de Ciencias y el Ateneo de Madrid. Algunos de sus libros fueron publicados especialmente para “los Colegios en América”, y tuvieron mucho peso en los centros mexicanos de educación superior.
José Mariano Vallejo y Ortega
La institución de libre enseñanza
En 1876 nació una iniciativa para el renovación y el impulso de la ciencia y la educación: la Institución de Libre Enseñanza. Este renacimiento de la ciencia y la cultura influyó positivamente no solo en el desarrollo de las matemáticas españolas, sino también en Cuba y Puerto Rico, las dos últimas colonias.
En la península parecieron figuras importantes de la investigación en España como José Echegaray y Zoel García Galdeano, de la llamada Generación del 98.
José Echegaray (1832-1918)
También durante este convulso siglo se fundaron las primeras revistas dedicadas a esta ciencia, como el ‘Mensual de Matemáticas y Física’ y la ‘Revista de avances en las ciencias exactas, físicas y naturales’.
Exilio de la España republicana
La Guerra Civil y la siguiente dictadura obligaron a muchos de los intelectuales a exiliarse de España. Algunos matemáticos, entre los que destacan Julio Rey Pastor y Esteban Terradas, fueron recibidos en países de Latinoamérica, como Argentina, Bolivia, Venezuela o México, donde establecieron relaciones culturales y científicas.
Mapa de emigración
De estos vínculos nacieron instituciones como las Escuelas Cervantes, el Instituto Luis Vives o la Academia Hispano-mexicana, además de diversas colaboraciones entre los científicos.
Mientras tanto, en España el desarrollo de la matemática fue débil hasta la década de los 80, aunque se mantuvieran relaciones con los países latinoamericanos. A partir de 1980 arrancó de nuevo la actividad matemática española, y la situación científica empezó a mejorar. Igualmente, la constitución de la educación matemática como disciplina científica experimenta un considerable incremento en España, Portugal e Iberoamérica desde las últimas décadas del siglo XX.
Lazos cada vez más fuertes
Actualmente la situación de la investigación en los países iberoamericanos está en constante mejora, aunque no es homogénea. Hay científicos hispanos publicando en las mejores revistas internacionales, que se encuentran entre los más relevantes de sus áreas de trabajo y también centros de excelencia en España y Latinoamérica entre los mejores de todo el mundo.
Instituto Nacional de Matemática Pura e Aplicada (IMPA)- Brasil
Las relaciones a uno y otro lado del Atlántico son muy habituales e incluso algunos están reforzados de manera institucional. Se realizan, de manera periódica, actividades conjuntas como el Encuentro Iberoamericano de Geometría, Mecánica y Control, el Encuentro Iberoamericano de Polinomios Ortogonales y sus Aplicaciones, la Conferencia Iberoamericana de Topología y sus Aplicaciones o a la Olimpiada Matemática Iberoamericana.
Más información
Todas las imágenes utilizadas están extraídas de los posters de la exposición ‘Spanish Cultural Heritage’
Sobre la Comisión de Educación del Comité Español de Matemáticas
Sobre el ICME. El ICME es un encuentro organizado por Comisión Internacional de Instrucción Matemática (ICMI) de la Unión Matemática Internacional, con una periodicidad de cuatro años. Es el evento más importante de enseñanza matemática.
Sobre Luis Rico, y su recién obtenido Premio Andalucía de Investigación
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Luis Rico es catedrático de Didáctica de la Matemática de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Granada (UGR)
Ágata A. Timón es responsable de comunicación y divulgación del Instituto de Ciencias Matemáticas (ICMAT)
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