Revista Cultura y Ocio

El baño y las hormigas

Publicado el 10 agosto 2020 por Molinos @molinos1282
El baño y las hormigasHay una invasión de hormigas minúsculas en el baño de arriba. Las dos cosas son novedad: que sean minúsculas y el territorio invadido. Lo normal en esta casa es que las invasiones hormiguiles anuales sean de asquerosas hormigas voladoras y ocurran siempre en el piso de abajo, en un par de ventanas a las que parecen tener especial querencia o en una zona alrededor de la piscina. La de la piscina, además, es una invasión británica: ocurre siempre a la misma hora. Te sientas en la hamaca, te pones a leer, la tarde cae, el sol baja hasta casi ocultarse por detrás del puerto de los leones y cuando levantas la vista del libro, estás rodeada de columnas de hormigas voladoras que salen de debajo de la tierra y vuelan hacia arriba. Es asqueroso aunque no deja de tener su lado hipnótico. ¿A dónde van? ¿Por qué salen huyendo de sus agujeros bajo tierra? ¿Por qué a esta hora? Desconocemos las respuestas pero por lo menos hay un patrón. Lo de las hormigas minúsculas me tiene desconcertada. Aparecieron un día en junio, abrí la tapa del vater y, ¡menos mal que miré! la taza estaba llena de minúsculas hormigas negras. ¿De dónde han salido? ¿Cómo han llegado aquí? Investigando encontré un hilillo de hormigas en la parte exterior y satisfecha con ese descubrimiento, me armé con un insecticida especial hormigas y monté una bomba de humo en la taza: rocié todo generosamente, cerré la tapa y tiré de la cadena. Nunca la aniquilación fue más fácil. Me sentí un poco genocida pero, al fin y al cabo, la vida en la taza del vater no prometía grandes cosas para las hormigas minúsculas.
A los pocos días detecté otra colonia trepando por los barrotes de la estantería metálica. ¿Qué hacían ahí? ¿Eran nuevas o supervivientes de la matanza de la taza? ¿Irían en busca de restos de pasta de dientes infantil, rosa, dulzona y con la consistencia de una chuchería derretida? Quizás. Así tenía más sentido esa expedición. No se habían lanzado a los yermos páramos de la loza higiénica sino que iban en busca de alimento dulzón, de droga. Seguí la cuidada hilera de hormigas y descubrí que pasaban de largo, dejaban atrás el tubo de pasta de dientes y se lanzaban hacia la cesta de las gomas de pelo de mis hijas. ¿A qué iban allí? Otra expedición de destino trágico. Procedí a terminar con su sufrimiento con un nuevo exterminio hormiguil parecido al de la semana anterior pero con menos concentración. Fumigué la estantería y limpié todo de restos. 
Ayer, entré en el baño a lavarme los dientes y allí estaban otra vez, en el lavabo y trepando por el espejo. Minúsculas hormigas correteando por la superficie. Mientras me cepillaba los dientes las estuve observando. ¿Se divertían? ¿Se divierten las hormigas? ¿Son todo instinto y nada de diversión? Si son todo instinto, ¿qué hacen en un baño que utilizan siete personas, en el piso de arriba de una casa y sin absolutamente nada de comida? ¿Se les ha atrofiado el instinto? ¿Son exploradoras? ¿Son adictas al spray que acaba con ellas? ¿Se han reunido en algún lugar remoto del jardín y han pensando "esto se nos está quedando pequeño, creo que al otro lado de los árboles, allí arriba, he visto un reflejo y deberíamos ir a investigar"? ¿Y si son de una secta? ¿Y si las han echado de un hormiguero y han llegado hasta allí siguiendo a un hormiga chalada que les ha comido la cabeza con promesas de una tierra prometida blanca, fría y resbaladiza? Le estuve dando vueltas hasta que me enjuagué la boca, me lave la cara, me eché crema y procedí a un tercer día del Apocalipsis para las hormigas minúsculas. Game over para ellas pero es que habían llegado a una pantalla sin salida. 
Casi todo el mundo se ha marchado de esta casa y soy la única usuaria de ese baño. Quedo yo y las hormigas minúsculas. Todo es posible: quizás descubra algo o quizás me convierta para ellas en su Apocalipsis. O quizás un día me pillen despistada, use el baño sin mirar antes y acabe invadida por  una avanzadilla de hormigas minúsculas.
Hoy empiezo mis vacaciones, convencer a las hormigas minúsculas que donde mejor están es en su casa encaja a la perfección con mi plan de no hacer nada productivo en las próximas tres semanas. 

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