Revista Cultura y Ocio
Ante la gloriosa representación de Rigoletto que nos ofreció Ópera De Madrid en el Teatro Reina Victoria el mes pasado, me he propuesto ver todas las producciones de esta compañía, hace unos días estrenaron Il Barbiere Di Siviglia, esperé una semanita, para que rodase un poquito el espectáculo, y el miércoles me acerqué a disfrutar de una de mis óperas favoritas de Rossini. El Barbero es un título especialmente dificil, tanto en lo musical, como en lo actoral, ya que si no se representa con suficiente gracia puede ser un muermo digno de mejor causa. Uno está acostumbrado a que cuando ve una ópera buffa, de buffa tenga muy poco, y si al menos el elenco está bien en lo musical intenta disfrutar de la partitura que a fin de cuentas es lo mas importante, recuerdo otro Barbero especialmente soporífero que ví no hace mucho y un Don Pasquale, que me provocó algún que otro ronquido ( he de reconocer que este título no me entusiasma demasiado, así que eso también influyó). Pero como el Rigoletto estaba tan cuidado y tan bien dirigido, iba al teatro dispuesto a divertirme, y vaya si lo hice!! esta es posiblemente una de las producciones mas graciosas que he visto de este título, por unos cuantos aciertos que luego comentaré. Me senté en el gallinero, que es mi lugar favorito, prismáticos en ristre, dispuesto a disfrutar de una de las óperas mas bonitas que se han escrito.
Vayamos con el elenco, cuidadísimo en general. Hévila Cardeña crea una Berta estupenda en lo vocal, su Arietta que tanto me deleita , está cantada con un gusto exquisito, la voz es preciosa, muy clara, perfecta dicción, y lo que es mas importante, da el acento exacto que Rossini quiso imprimir a esta filigrana, que no por breve es menos dificil. Da gusto oírla, aunque la encontré un poco desaprovechada en el papel, se le podría dar un poquito mas de comicidad, pero en lo musical, no hay ni un pero. Mario Valdivielso defiende bastante bien el Don Basilio, y sobre todo la celebérrima Calunnia, que cantó con bravura, e intención perfecta, ofreciendo un brillante final a tan dificil aria. Me sorprendió muy gratamente la verdad, en lo actoral no destaca en exceso, pero está mas que correcto. Mayúsculo el Bartolo de Alberto Arrabal, imponente en lo vocal, tanto en volumen como en timbre, perfectos recitativos, complicadísimos por cierto, y que ofreció una espectacular ejecución de su dificil aria, absolutamente impoluta en lo técnico y brillántísimo en su final. En lo actoral está graciosísimo, haciendo una creacion muy interiorizada, digamos que lleva los cuernos con dignidad contenida y cierta perplejidad que poco a poco se va convirtiendo en malignidad soterrada pero muy evidente para el espectador. Su evolución como cantante está siendo interesantísima, conozco muy bien su voz y ha pegado un salto muy notorio, capacitándolo para papeles de gran envergadura, que me consta que ya está cantando. El Almaviva de Pablo Martín Reyes, segurísimo en lo vocal, de bello timbre y poderosa voz, dió momentos de gran lirismo a un papel que mal ejecutado puede ser desastroso. En lo actoral está soberbio, cómico a mas no poder, creando tres personajes muy distintos y estando en los tres estupendo, destaco el último donde en vez de disfrazarse de profesor de música lo hace de profesora, siendo muy interesante su giro vocal, para hacerse pasar por mujer y que ofrece momentos realmente desternillantes.La Rosina de Joana Thomé es fantástica, mezzo-soprano pura que se agradece muchísimo, canta con un gusto impecable, su voz es preciosa, y llena de bellos armónicos la sala. Que voz señores!! y que gusto escuchar lo que Rossini escribió y en la tesitura adecuada. Mas que correcta en lo actoral con el papel muy pillado, crea una Rosina de mucho carácter y muy ingeniosa, tal y como debe ser, no hay un pero en su creación. Para finalizar el Fígaro de Carlos Andrade, canta con mucha bravura, tiene una voz enorme, y va sobrado de recursos, su aria principal, quizás la parte mas famosa de la obra impone, tanto por su volumen como por la belleza de la voz. Actoralmente está muy bien, se mueve como pez en el agua, dando dosis de caradura y chulería a este enredador Fígaro que lo mismo afeita una barba que arregla un matrimonio siempre movido por el vil metal, disfruté muchísimo con el, como debe ser y como Rossini se planteó el personaje. Me he quedado con ganas de ver a Borja Quiza, buen amigo mío que me consta que está fantástico en este papel, no pudo ser, así que otra vez será, que se le va a hacer.
El coro, reducido pero muy bien, estupendo en la sonoridad, gran empaste y muy bien en lo escénico, ya en Rigoletto, lo comenté, pero es que realmente se mueven muy bien, bailan fenomenal, y están graciosísimos en sus intervenciones. La Orquesta dirigida por el Maestro José Fabra maravillosa. Fabra lleva con mano de hierro una orquesta matizadísima, el sonido es ampuloso y perfectamente conjuntando, se nota que se ha ensayado, mucho y bien. La orquesta de esta compañía merece mención aparte, ya en Rigoletto estuvo estupenda, pero es que en El Barbero ha estado superior, entusiasmo y juventud a raudales, algo que se agradece mucho, son bastantes, no es una orquesta de "bolo" y se nota. Escuchar tan bien lo que escribió Rossini es un lujo que no siempre se consigue. Especialmente brillantes fueron la famosísima Obertura y la Escena de la Tormenta. Un diez para Fabra y un once para la orquesta, je, je, je, je.
Vayamos con lo escénico, si bien la producción es mas modesta que el Rigoletto en cuanto a escenografía se refiere, es mas que digna, y el elevado nivel artísitico justifican su sencilla dignidad. Juan Manuel Cifuentes ambienta la producción en una Sevilla actual, en el ambiente "pijo" de la ciudad, plagada de nazarenos y tunos, queda muy bien y no chirría en absoluto, el Conde Almaviva es un señorito andaluz y la Rosina una niña bien de la sociedad sevillana. Es muy interesante el tratamiento de Fígaro que no solo es barbero sino que trapichea con otras sustancias de dudosa legalidad, por decirlo suavemente. La obra está plagada de gags muy acertados y que producen gran hilaridad en el espectador, podría decir que se ha planteado este Barbero como si de una zarzuela se tratase, en el buen sentido de la palabra, es un Barbero con aire muy español en general y lejos de cualquier amaneramiento o rancios convencionalismo. Encontré la dirección de Cifuentes inspiradísima, es un gran actor cómico, y su comicidad sabe plasmarla cuando dirige, destaco la estupenda resolución del bellísimo Concertante con el que finaliza el Primer Acto, especialmente graciosa, y maravillosamente cantado. Luces correctas con momentos bastante bonitos, sobre todo cuando después de la tormenta todo se vuelve un tanto crepuscular, que da mucha calidez a la producción.
En resumen, una propuesta altamente recomendable, divertida y muy asequible. Entiendo que Ópera De Madrid, está llevando a buen puerto su cometido y sus principios de llevar a escena óperas de forma muy digna, con cuidados elencos, desde una iniciativa privada y acercando el género a todos los públicos. Prometo volver a La Bohème, y estoy seguro de que no me defraudarán.Empiezo mi "semana lírica" señores, mañana Entre Sevilla y Triana en el Campoamor de Oviedo, el miércoles Black El Payaso y Pagliacci en el Teatro De La Zarzuela y el sábado Lohengrin en el Teatro Real, así que mi blog estará lleno de música estos días, je je je.
*Si alguien considera que alguna de las imágenes utilizadas en este blog, está protegida por copyright, ruego que me lo comunique para retirarlas a la mayor brevedad posible
Vayamos con el elenco, cuidadísimo en general. Hévila Cardeña crea una Berta estupenda en lo vocal, su Arietta que tanto me deleita , está cantada con un gusto exquisito, la voz es preciosa, muy clara, perfecta dicción, y lo que es mas importante, da el acento exacto que Rossini quiso imprimir a esta filigrana, que no por breve es menos dificil. Da gusto oírla, aunque la encontré un poco desaprovechada en el papel, se le podría dar un poquito mas de comicidad, pero en lo musical, no hay ni un pero. Mario Valdivielso defiende bastante bien el Don Basilio, y sobre todo la celebérrima Calunnia, que cantó con bravura, e intención perfecta, ofreciendo un brillante final a tan dificil aria. Me sorprendió muy gratamente la verdad, en lo actoral no destaca en exceso, pero está mas que correcto. Mayúsculo el Bartolo de Alberto Arrabal, imponente en lo vocal, tanto en volumen como en timbre, perfectos recitativos, complicadísimos por cierto, y que ofreció una espectacular ejecución de su dificil aria, absolutamente impoluta en lo técnico y brillántísimo en su final. En lo actoral está graciosísimo, haciendo una creacion muy interiorizada, digamos que lleva los cuernos con dignidad contenida y cierta perplejidad que poco a poco se va convirtiendo en malignidad soterrada pero muy evidente para el espectador. Su evolución como cantante está siendo interesantísima, conozco muy bien su voz y ha pegado un salto muy notorio, capacitándolo para papeles de gran envergadura, que me consta que ya está cantando. El Almaviva de Pablo Martín Reyes, segurísimo en lo vocal, de bello timbre y poderosa voz, dió momentos de gran lirismo a un papel que mal ejecutado puede ser desastroso. En lo actoral está soberbio, cómico a mas no poder, creando tres personajes muy distintos y estando en los tres estupendo, destaco el último donde en vez de disfrazarse de profesor de música lo hace de profesora, siendo muy interesante su giro vocal, para hacerse pasar por mujer y que ofrece momentos realmente desternillantes.La Rosina de Joana Thomé es fantástica, mezzo-soprano pura que se agradece muchísimo, canta con un gusto impecable, su voz es preciosa, y llena de bellos armónicos la sala. Que voz señores!! y que gusto escuchar lo que Rossini escribió y en la tesitura adecuada. Mas que correcta en lo actoral con el papel muy pillado, crea una Rosina de mucho carácter y muy ingeniosa, tal y como debe ser, no hay un pero en su creación. Para finalizar el Fígaro de Carlos Andrade, canta con mucha bravura, tiene una voz enorme, y va sobrado de recursos, su aria principal, quizás la parte mas famosa de la obra impone, tanto por su volumen como por la belleza de la voz. Actoralmente está muy bien, se mueve como pez en el agua, dando dosis de caradura y chulería a este enredador Fígaro que lo mismo afeita una barba que arregla un matrimonio siempre movido por el vil metal, disfruté muchísimo con el, como debe ser y como Rossini se planteó el personaje. Me he quedado con ganas de ver a Borja Quiza, buen amigo mío que me consta que está fantástico en este papel, no pudo ser, así que otra vez será, que se le va a hacer.
El coro, reducido pero muy bien, estupendo en la sonoridad, gran empaste y muy bien en lo escénico, ya en Rigoletto, lo comenté, pero es que realmente se mueven muy bien, bailan fenomenal, y están graciosísimos en sus intervenciones. La Orquesta dirigida por el Maestro José Fabra maravillosa. Fabra lleva con mano de hierro una orquesta matizadísima, el sonido es ampuloso y perfectamente conjuntando, se nota que se ha ensayado, mucho y bien. La orquesta de esta compañía merece mención aparte, ya en Rigoletto estuvo estupenda, pero es que en El Barbero ha estado superior, entusiasmo y juventud a raudales, algo que se agradece mucho, son bastantes, no es una orquesta de "bolo" y se nota. Escuchar tan bien lo que escribió Rossini es un lujo que no siempre se consigue. Especialmente brillantes fueron la famosísima Obertura y la Escena de la Tormenta. Un diez para Fabra y un once para la orquesta, je, je, je, je.
Vayamos con lo escénico, si bien la producción es mas modesta que el Rigoletto en cuanto a escenografía se refiere, es mas que digna, y el elevado nivel artísitico justifican su sencilla dignidad. Juan Manuel Cifuentes ambienta la producción en una Sevilla actual, en el ambiente "pijo" de la ciudad, plagada de nazarenos y tunos, queda muy bien y no chirría en absoluto, el Conde Almaviva es un señorito andaluz y la Rosina una niña bien de la sociedad sevillana. Es muy interesante el tratamiento de Fígaro que no solo es barbero sino que trapichea con otras sustancias de dudosa legalidad, por decirlo suavemente. La obra está plagada de gags muy acertados y que producen gran hilaridad en el espectador, podría decir que se ha planteado este Barbero como si de una zarzuela se tratase, en el buen sentido de la palabra, es un Barbero con aire muy español en general y lejos de cualquier amaneramiento o rancios convencionalismo. Encontré la dirección de Cifuentes inspiradísima, es un gran actor cómico, y su comicidad sabe plasmarla cuando dirige, destaco la estupenda resolución del bellísimo Concertante con el que finaliza el Primer Acto, especialmente graciosa, y maravillosamente cantado. Luces correctas con momentos bastante bonitos, sobre todo cuando después de la tormenta todo se vuelve un tanto crepuscular, que da mucha calidez a la producción.
En resumen, una propuesta altamente recomendable, divertida y muy asequible. Entiendo que Ópera De Madrid, está llevando a buen puerto su cometido y sus principios de llevar a escena óperas de forma muy digna, con cuidados elencos, desde una iniciativa privada y acercando el género a todos los públicos. Prometo volver a La Bohème, y estoy seguro de que no me defraudarán.Empiezo mi "semana lírica" señores, mañana Entre Sevilla y Triana en el Campoamor de Oviedo, el miércoles Black El Payaso y Pagliacci en el Teatro De La Zarzuela y el sábado Lohengrin en el Teatro Real, así que mi blog estará lleno de música estos días, je je je.
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