A días de ganarle al Sevilla y de tener la cabeza frente al Real Madrid, el Barcelona tenía un duro escollo por Champions League. En Portugal, visitó al Benfica que venía de empatar con el Celtic.
La expectativa por la llegada del club blaugrana, fue como siempre. Una multitud para recibirlos y un equipo rival dispuesto a aguarle la fiesta. A pesar de no tener a Iniesta ni a Villa desde el arranque, Tito Vilanova puso lo mejor en cancha. En el minuto seis, antes de que el público se terminara de acomodar en sus asientos, Alexis Sánchez abrió el marcador. En la jugada, Lionel Messi se vistió de asistidor volumen 1.
El Barcelona tenía la pelota y era el gran protagonista del partido como de costumbre. Sin embargo, algunas sorpresivas apariciones de Bruno César y la movilidad de Nicolás Gaitán (quien fue decayendo y salió reemplazado), mantenían intacto el sueño del empate. Messi y Alexis con chances clarísimas perdieron la posibilidad de ampliar la diferencia antes del entretiempo.
Diez minutos del complemento duró la ilusión lusa. Una nueva apilada de Lionel y su volumen 2 como asistidor, le permitió a Césc Fábregas anotar el segundo y lo que serían cifras definitivas. El lucido papel del argentino por todo el frente de ataque y sin convertir agiganta su relevancia y completa el formulario para quienes decían que no puede jugar de enlace.
En los últimos minutos del partido, surgió lo peor para el Barca. En primer lugar, la luxación de Carles Puyol, quien volvía al once inicial y se mantendrá fuera de las canchas por al menos una semana. Luego, la expulsión de Sergio Busquets , quien no podrá jugar la tercera jornada ante el Celtic.