Revista Ciencia

El benefactor al rescate

Publicado el 14 mayo 2012 por José Luis Ferreira
El benefactor al rescate
Invierto 100 en un negocio. Si va bien, cada año produce 10 de beneficios, después de pagar todos los gastos. No está mal, es más de lo que me dan en otra parte por ese dinero y es más o menos lo que se tiene en otros negocios.
Un buen día la inversión deja de ir bien, por la razón que sea (malas decisiones, cambios de tendencia,...) el negocio deja de dar beneficios y entra en pérdidas, en vez de ganar 10, pierdo 50 que tengo que pagar a mis acreedores. El negocio es una ruina. ¿Qué hacer? Podemos abandonarlo y liquidar lo que se pueda recobrando, por ejemplo, 25 que, como no da para pagar las deudas, significa la bancarrota. Pago los 25 a mis acreedores, que perderán 25. Yo me quedo sin nada (pero no me quitan lo bailao, lo ganado hasta ese momento).
En lugar de eso, alguien me propone lo siguiente: "Yo soy tu benefactor, pago las deudas por valor de 50 y me hago dueño de la mitad de tu negocio (que empezó con una inversión de 100) y me quedo con la mitad de los beneficios futuros".
Estupendo, pero falta algo más, que el negocio, recordemos, era una ruina. Para que de beneficios habrá que invertir más, pongamos que ponemos otros 50 a medias, y que con eso se moderniza el negocio y se vuelven a tener 10 de beneficios anuales. Todo resuelto, volvemos a tener beneficios y a recuperar las pérdidas. Incluso mi benefactor podrá vender el negocio y recuperar los 50 que puso para tapar las pérdidas y los 25 de su parte de la ampliación de la inversión.
¿Es así? Un negocio que da 10 cada año se venderá por el valor actual descontado de ese flujo de dinero. Si, como habíamos dicho al comienzo, un negocio típico suele dar un 10% de beneficios, este que da 10 cada año se venderá por 100. Como mi benefactor es dueño de solo la mitad, podrá vender su mitad por 50. Es decir, no recuperará su inversión, que era de 50+25=75.
Visto de otra manera: si un negocio normal da el 10%, esos 75 de mi benefactor podrían estar dando 7,5 al año. En lugar de eso, los metió en mi negocio y sacó solo 5 al año.
¿Y yo? ¿Cómo quedo yo? Maravillosamente. Mi negocio valía 25, con los otros 25 de la ampliación de capital y con los 75 de mi benefactor salí adelante y por 25+25= 50 fui dueño de la mitad de un negocio que reporta 10 al año, de los que me llevo 5, el 10% de 50. Una buena inversión.
En realidad, no importa de quien sea el negocio y no importa cómo hiciéramos el reparto de los activos para que mi benefactor pagara mis deudas, estaríamos invirtiendo 30+50+50=130 por algo que solo se puede vender en 100. Cualquier acuerdo, desde una expropiación a precio cero para que mi benefactor se quede con todo hasta un acuerdo de ir a medias es un mal negocio.
¿Y los acreedores? Estupendamente, se les pagó todas las deudas.
¿Y tú? ¿Quieres ser el benefactor? ¿Quieres que alguien lo sea con tus impuestos?
------------------------------------------------------------------------------------------------------------Hace tres años en el blog: Los poderes sobrenaturales de Tamariz.Y también: Lo confieso: soy un trekkie.------------------------------------------------------------------------------------------------------------

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