Revista Ciencia
Camelina (Camelina sativa) es originaria de Europa y es un miembro de la familia vegetal Brassicaceae.Esta planta se ha cultivada por muchos siglos como combustible para lámparas, entre otros usos. El contenido alto de aceite en las semillas de camelina aumenta el potencial de esta planta como una nueva fuente de biocombustible.Este tipo de proceso productivo se basa en la utilización de plantas de gran dimensión y con elevados niveles de pérdida por conversión, que suelen requerir de la utilización de una materia prima que cumpla en forma muy específica con parámetros técnicos para poder obtener un biodiésel de calidad.La salicornia es una planta perenne de la familia de las Quenopodiaceas, con potencialidades nutricionales para el hombre y que podría conferir características especiales a la carne de ovinos engordados sobre pastizales salinos.Con este nuevo desarrollo, además de utilizar salicornia, camelina, microalgas y aceite de soja se pueden implementar aceites usados, grasas animales, diversos aceites crudos e insumos de segunda y tercera generación.El proceso utiliza tecnología de cavilación provista por una empresa de los Estados Unidos que, a partir de los desarrollos de ALS, permite obtener ratios de conversión de aceite en biodiésel que superan ampliamente los alcanzados por tecnología tradicional.En el proceso se utilizan resinas y catalizadores de intercambio iónico desarrolladas por Dow, que por sus cualidades y en conjunto con la tecnología desarrollada permiten reducir la inversión inicial, ingresar al proceso productivo con una gran variedad de materias primas (proceso multi- feedstock), no utilizar agua ni ácidos en el proceso productivo y mejorar largamente la calidad del biodiésel obtenido.Menor inversión De esta manera, en lo que refiere a la inversión necesaria, una planta de producción de biodiésel basada en tecnología ALS requiere una notable menor inversión que una planta convencional.El proceso productivo tiene un ratio de conversión del 99,9 por ciento, que permite obtener un rendimiento superior al que brindan tecnologías convencionales, a la vez que su proceso multi- feedstock proporciona mayor flexibilidad y cobertura ante fluctuaciones en el precio de las materias primas.Además el mundo está buscando las alternativas de biocombustibles de segunda generación, que son aquellos que se elaboran con cultivos que no compiten con los alimentos