Un estudio constata que la densidad de los brotes mamarios es significativamente mayor en los ejamplares expuestos al BPA, y que el desarrollo general de la mama estaba más avanzado en comparación con los individuos no expuestos.
Un estudio realizado en primates acaba de revelar que la exposición del feto al bisfenol A (BPA), un aditivo plástico, altera el desarrollo de su glándula mamaria. El hallazgo, publicado en Proceedings of the National Academies of Sciences, se suma a la evidencia de que este producto químico puede causar problemas de salud en los seres humanos, y refuerza la sospecha de que puede provocar cáncer de mama.
“Estudios anteriores en ratones habían demostrado que bajas dosis de BPA alteran la glándula mamaria en desarrollo, y que estos cambios sutiles aumentan el riesgo de cáncer en el adulto”, explica Patricia Hunt, genetista en la Universidad Estatal de Washington, quien añade que “se ha cuestionado la relevancia de estos hallazgos en ratones; sin embargo, encontrar los mismos efectos en un modelo de primates, refuerza la hipótesis de la peligrosidad del BPA”.
Los coautores del estudio, de la Universidad de Tufts, compararon la estructura de las glándulas mamarias de recién nacidos expuestos al BPA con la de recién nacidos no expuestos, en macacos Rhesus. Las hembras embarazadas fueron alimentadas con fruta que contenía una pequeña cantidad de BPA, cada día, durante el periodo gestacional correspondiente al tercer trimestre del embarazo humano, lo que resultó en niveles sanguíneos de BPA comparables a los gran parte de la población estadounidense.
Los investigadores observaron que, al nacer, la densidad de los brotes mamarios fue significativamente mayor en los monos expuestos al BPA, y que el desarrollo general de la glándula mamaria estaba más avanzado, en comparación con los monos no expuestos. Estudios previos ya habían demostrado que exponer a roedores a pequeñas cantidades de BPA alteraba el desarrollo de la glándula mamaria, dando lugar a lesiones precancerosas, y cancerosas, cuando los animales alcanzaban la edad adulta.
Los investigadores afirman que la investigación con primates muestra que la glándula mamaria de los roedores es un modelo fiable para estudiar la exposición a productos químicos, como el bisfenol A, que alteran la actividad de los estrógenos en los mamíferos.
Fuente: Jano.es