Cada vez aparecen más estudios que muestran los peligros del bisfenol A, compuesto habitual en la fabricación del plástico policarbonado, un material resistente a los golpes que se utiliza en la fabricación de productos cotidianos en el área de la alimentación y las bebidas, en complementos y accesorios, etc., en lo que respecta a los biberones u otros artículos relacionados con el mundo del bebé ya no se utiliza. El caso es que ahora aparece un nuevo estudio que relaciona el bisfenol A con la obesidad infantil y adolescente, al parecer existe una correlación entre los niveles de esta sustancia y las probabilidades de sufrir obesidad.
En el estudio publicado en JAMA (The Journal of the American Medical Association) podemos conocer los datos de ese trabajo de investigación, cuyo objetivo era determinar la relación entre la concentración de bisfenol A en el organismo y la masa corporal de los niños. En la investigación participaron 2.838 niños con edades comprendidas entre los 6 y los 19 años que fueron seleccionados al azar para realizar las mediciones de bisfenol A en un periodo comprendido entre el año 2003 y el año 2008. Así mismo, también se realizaron en este periodo encuestas relativas a los hábitos nutricionales.
Se cotejó posteriormente el IMC (Índice de Masa Corporal) con las concentraciones de Bisfenol A, los expertos encontraron que la concentración de esta sustancia era mayor (hasta el doble) en los participantes del estudio cuyo IMC se salía de rango indicando obesidad. Como decíamos, también se realizaron encuestas sobre los hábitos nutricionales y se detectó que el 99% del bisfenol A procedía de la dieta. Estudios anteriores habían concluido que una exposición al BPA alteraba los mecanismos metabólicos y se sugería que podría incrementar el peso aumentando el riesgo de sufrir obesidad, lamentablemente no se encontraron evidencias al respecto.
El nuevo estudio no hace más que ratificar que existe una relación entre la obesidad y el bisfenol A, y dado que la dieta es la principal responsable de los niveles de la sustancia en el organismo, se debería cambiar la alimentación. Si se consumieran más productos frescos y naturales, se redujera el consumo de refrescos, platos preparados y otros alimentos que se presentan envasados en plástico policarbonado, el nivel de BPA caería y se reduciría el riesgo de obesidad, aunque quizá lo que delata el BPA es que se consumen muchos alimentos que no son los más recomendados para los niños en pleno proceso de desarrollo.
Lamentablemente, como hemos indicado al principio, el bisfenol A sólo se ha prohibido en todos aquellos artículos relacionados con el mundo del bebé, pero la prohibición no se ha hecho extensiva al resto de productos presentes en el mercado y que están destinados para el resto de segmentos poblacionales. En las conclusiones facilitadas por el estudio plantean realizar nuevos análisis al respecto, ya que no se puede descartar la posibilidad de que los niños obesos ingieran alimentos con mayor contenido en BPA, y quizá estos alimentos favorecen especialmente la obesidad.
En todo caso, para reducir el riesgo de sobrepeso y obesidad, una dieta sana y equilibrada, ejercicio físico realizado de forma regular, y unos hábitos saludables son las opciones más acertadas.
Foto | Titlap
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El bisfenol A asociado a la obesidad infantil y adolescente