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El Boca de Borghi no avanza y el River de Cappa trastabilla

Publicado el 27 septiembre 2010 por Marianofusco

El Boca de Borghi no avanza y el River de Cappa trastabillaAntes de que arrancara el campeonato, los dos se saludaban y se deseaban buenos augurios en una nota realiazada para El Gráfico. Tanto Cappa como Borghi comparten una filosofía futbolera similar, que, además de la obviedad de ganar, pretende desarrollar el juego en un envase estético. Cappa ya había tomado el mando de River en la fecha 15 del Clausura pasado y Borghi, entrenador campeón con Argentinos Juniors, recién transita sus primeros pasos en Boca. Hubo una gran cantidad de refuerzos para ambos, nombres de afamados y otros que, sin llegar a ser de una jerarquía gigantesca, son bienes valiosos para el deteriorado fútbol argentino. Pero por ahora, el Bichi está lejos de haberle otorgado una nueva entidad a un Boca que sigue abonado a las derrotas y Cappa, aun con victorias que lo colocan en el pelotón de los que van por el Apertura, no consigue darle a River la forma de equipo consolidado que genera fútbol de alto vuelo.

Borghi llegó a Boca para volver a conectarlo en la elite, para luchar por ser campeón o para, aunque sea, volver a estabilizarlo después de varios derrapes. Se hizo limpieza con algunos nombres, llegaron piernas frescas. El campeonato está a dos fechas de llegar a su ecuador y Boca no muestra la nueva fisonomía que se esperaba; más grave, no se ven signos de cambio en la mentalidad del conjunto, incluso se lo vio desalmado en algunos encuentros en los que penó por el campo de juego.

Perdió cuatro encuentros: los dos clásicos contra Racing y San Lorenzo, en la propia Bombonera, contra el recién ascendido All Boys y Estudiantes. Empató en el debut, en la visita a Godoy Cruz. Ganó tres duelos, aunque vale resaltar algunas salvedades: logró una contundente victoria contra Vélez, cuando Borghi ya empezaba a recibir los primeros sacudones, y después derrotó a Olimpo y Colón, dos de los peores equipos del Apertura. Los de Bahía Blanca, recién ascendidos, están penúltimos, mientras que el Sabalero venía con Mohamed a punto de renunciar, cosa que de hecho hizo después de esa caída.

Cappa tiene la doble presión de cumplir con el mandato histórico de pelear el torneo y también salir de la incómoda trampa del

El Boca de Borghi no avanza y el River de Cappa trastabilla

descenso. En los números, River no viene tan mal: cuatro triunfos, dos empates y dos derrotas, que lo ubican a 3 unidades del líder Vélez (Estudiantes, de ganarle a Gimnasia su choque atrasado, puede hacer que esa diferencia sea de 5). Sin embargo, el juego fino que el militante número uno del menottismo siempre persigue no aparece. Gana sin brillar.

El ex técnico de Huracán hizo un logro importante: cambiar esa mentalidad frágil que los hacía entregar las armas ante el primer golpe adverso. River ya no se rinde fácil ni camina la cancha despojado de actitud. Pero todavía no entrega garantías absolutas ni tampoco luce aceitado en su funcionamiento. Los momentos de esplendor van de la mano de las dosis de inspiración que inyecta la estrella fugaz que es Ortega o los destellos que generó Lamela desde que empezó a habituar el equipo.

Borghi se muestra autocrítico cuando realiza el diagnóstico de su equipo: “El trabajo del equipo no fue bueno, se puede comparar aldesempeño en la derrota ante All Boys. Hoy no creamos situaciones de gol, no es que nos faltó suerte. Ellos hicieron su laburo, venían de jugar un partido en la semana y nosotros no encontramos las armas para superarlos”.

Cappa, contrariamente, hace escasa autocrítica y prefiere centrarse en minimizar el trabajo del rival o desprestigiarlo. “No hay nadie que juegue mejor que River. Sí hay equipos que están mejor armados, como Estudiantes de La Plata, pero todo está muy parejo”, se refirió ayer, cuando también fustigó a Pompei al decir que “por el bien del fútbol, no debe volver a dirigir hasta que esté preparado físicamente y sepa interpretar el reglamento”. Para Cappa, Quilmes, al igual que Newell´s la semana pasada, simplemente tuvo suerte.

El Bichi tendrá que seguir defendiendo 3-4-1-2, cada vez más atacado. Cappa, mayor firmeza y tranquilidad a la hora de hablar. Hay crítica desmedida, es cierto. No puede ser que Borghi, que acaba de ser campeón, ya no sirva. River no es un desastre como algunos intentan pintar, pero tampoco el ciclón que por momentos parece ver el propio Cappa. Por ahora, el Boca de Borghi avanzó poco y nada; el River de Cappa, corre entre los primeros, pero trastabilla.


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