Revista Deportes
Rompía la red de manera automática, simplemente llevaba el gol en la sangre, era un portento sobrenatural, hablamos de Gerd “torpedo” Müller. 160 goles en un año de juvenil con el equipo de su pueblo. Era fan del Nüremberg pero no serían ellos quien apostaran por él, sino el Bayern Munich, equipo entonces de segunda división, [&hellip