En verano de 2019 echo a andar el nuevo proyecto del chef Alejandro Galán tras su paso por el famoso y ya cerrado El Perro que fuma. Con el nombre de El Borne, se sitúa en pleno centro de la ciudad de Gijón, en la calle León esquina con Munúza, muy próximo a la Ruta de los vinos. Local no muy grande, que integra zona de barra con comedor, decoración moderna y cuidada y con una agradable terraza en la recuperada calle Segovia.
Podríamos definir el Borne como un restaurante de cocina clásica con toques modernos e innovadores e influencias orientales . Una carta bien provista que invita a probar numerosos platos, nosotros en esta ocasión optamos por compartir estos tres y un postre.
Empezamos con un aperitivo de la casa, un poco de pate de sardinillas para disfrutar el pan recién hecho. Muy rico. Continuamos con unas gyozas de confit de pato y teriyaki, sabrosas y ricas, el pato es caballo ganador siempre... Fuera de carta unos chipirones afogaos. La salsa con la cebolla super intensa, muy sabrosa y rica, quizá con demasiado tomate para mi gusto, lo cual podría hacer disimular un poco el toque del chipirón, pero estaban muy buenos. Seguimos con solomillo de Txogitxu. El punto un poco pasado, pero rico, tierno y acompañado de unas patatas y pimientos de padrón. Para terminas de postre, tarta de queso con frutos rojos y helado de mantecado. Un postre que veo como se esta extendiendo por muchos sitios por su sencillez y buen sabor, acompañado en este caso de un helado de mantecado muy rico.
El servicio muy atento. El precio fue de más de 30 € por persona teniendo en cuenta una botella de agua grande y una copa de Flores de Callejo (D.O. Ribera de Duero). Sensación general buena, buen servicio, buen producto, abundante y rico, pero un poco caro o por lo menos por encima de lo que creo corresponde, pero recomendable.