Revista Política

El buen vivir y la democracia instrumental

Publicado el 24 mayo 2011 por Piniella

El buen vivir y la democracia instrumental
La Historia no es cosa del pasado es una herramienta de futuro: la misma España que votó a Gil Robles lo hizo al Frente Popular, tres años después. La democracia es otra herramienta que los ciudadanos desde Pericles utilizan no como fin sino como instrumento para ser felices y para el buen vivir, expresión que resume los deseos de todos los que fueron a votar y los que decidieron el pasado domingo quedarse en sus casas como señal de protesta o simplemente por el hastío de que la herramienta estaba oxidada. Hitler llegó al poder a través de las urnas, las mismas que auparon años después a Adenauer o a Brandt. En España, de los treinta y cinco millones de personas con derecho a voto, ocho millones y medio lo hicieron al Partido Popular (doce millones ni se movieron de sus casas). La derecha tiene un nicho sociológico y suele ir con una coherencia organizativa mayor que la que suele haber en los partidos de izquierda. La Historia, también nos dice que cuando la izquierda congrega sus votos en una opción no hay quien la pare: Felipe González o José Luis Rodríguez Zapatero utilizaron el efecto de “todos a una” para darle la vuelta a las encuestas en sus exitosos comicios que cristalizaron en la llegada al poder en 1982 y 2004.
Cuando la izquierda política no responde a la izquierda sociológica se produce el efecto contrario y surge el descontento, la catarsis y la atomización del voto. La socialdemocracia ha gobernado en Europa durante décadas “administrando” el capitalismo con unos índices de bienestar económico amplios en todas las capas de la sociedad, sin prever que el sistema se fagocita así mismo y termina devorándose porque no existen límites en la condición humana que frene la ansias por la riqueza de los que se establecen en la pirámide económica. Llegamos a creer que la Historia había terminado y que las clases sociales eran cosas del pasado, hasta que se cayó el muro y el capitalismo dejó de temer el alzamiento de los menos favorecidos. A medida que los indignados por el sistema han ido aumentando, han surgido voces que pedían el fin de la socialdemocracia, porque esta más que una solución empezaba a ser un problema. Los hechos del 15-M y también los del 22-M son constatación de esta Historia. Sólo un empoderamiento de los que somos más y unas reglas más justas pondrán freno a los desmanes de un sistema insaciable que va dejando cadáveres a su paso. El partido que ha liderado la izquierda mayoritariamente, en el que milito, el que fundó Pablo Iglesias, tiene una responsabilidad en la derrota, pero también en la refundación de la izquierda, en su propia refundación ideológica, amén de corregir los vicios que el sistema democrático ha creado en el sistema partitocrático: corrupción, ley electoral injusta, déficit democrático en la participación popular, prebendas en los cargos y sobre todo falta de pulso con la vida real desde tantos años en un coche oficial. Repito: somos más, no perdamos de vista nuestras fortalezas porque estas resolverán nuestras debilidades. Salud.
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