Donald Trump anunció su candidatura presidencial el martes 16 de junio. A más tardar, debe confirmarla el 30 del mismo mes.
Los medios anglosajones tomaron con pinzas -muchos, con sentido del humor despiadado- el anuncio de Donald Trump de disputar la Presidencia de los Estados Unidos en los comicios de 2016 y en representación del Partido Republicano. Lo trataron de bufón, bromearon sobre su peinado, y por supuesto transcribieron los pasajes más brutales de la conferencia de prensa que ofreció el martes en su torre. Importan menos las verdaderas intenciones del millonario mediático (por este historial de amagues, la postulación suena a enésimo bluff) que la oportunidad de exorcizar a través de su persona los peores defectos de la opinión pública norteamericana.
Bruto, bocón, atrevido, obsceno, xenófobo… Todo eso es Trump y todo eso le critican con énfasis, como advirtiendo “Éste no representa a nadie; nosotros no somos así”. Entonces le reprochan que haya dicho “Soy realmente rico” antes de prometer que no se dejará presionar por sponsors ni lobbyistas, y se rasgan las vestiduras ante la acusación de que México exporta a EE.UU narcotraficantes, asesinos, violadores.
Algún lector desprevenido pensará que estos periodistas abochornados son extranjeros o desconocen la sociedad de la que forman parte: una sociedad donde el dinero es la gran vara con la que se mide todo (hasta el tiempo); una sociedad cuya mayoría celebró la construcción de la valla de contención erigida sobre el límite entre Tijuana y San Diego.
La prensa anglosajona se hace eco del enojo de Neil Young porque el magnate no le pidió permiso para musicalizar el lanzamiento de su candidatura presidencial con ‘Rockin’ in the free world‘. Las declaraciones del músico torontoniano sirven para señalar la prueba de insolencia que se esconde detrás del robo de una canción que desmiente la existencia de un mundo libre. La indignación mediática sugiere que los estadounidenses, ingleses, canadienses repudian el uso cínico del concepto de Libertad salvo, claro está, cuando les corresponde justificar la lucha contra el Mal.
La mención de Oprah Winfrey como compañera de fórmula ideal inspiró otra tanda de comentarios sobradores en periodistas que parecen ignorar la estrategia electoral -sobre todo por parte de la derecha occidental- de reclutar a referentes de la farándula. También parecen haber olvidado cuán sensible fue la sociedad norteamericana a las candidaturas de Ronald Reagan y, décadas después, de Arnold Schwarzenegger.
En este artículo que escribió días atrás para The Washington Post, Amber Phillips explica que Trump debe confirmar su candidatura a Presidente el próximo 30 de junio a más tardar. La sospecha de bluff será confirmada si para ese entonces el millonario no anota sus datos en el formulario dispuesto por la Comsión Federal Electoral.
Los medios anglosajones cuentan entonces con once días para seguir especulando e ironizando sobre la postulación del magnate y protagonista del reality El aprendiz. “Trump es uno de los trescientos americanos millonarios que cada dos años amaga con candidatearse a nada” aseguró Kyle Smith en el New York Post, tras recordar que el empresario se presentó como competidor -no republicano, sino independiente- en 2000, 2004, 2008, 2012 por el puesto a Primer Mandatario, y en 2006 y 2014 por la gobernación del Estado de Nueva York.