Una película que comienza con el himno de la UER, la Unión Europea de radiodifusión (el de Eurovisión, vamos), tras la enésima debacle española en su celebérrimo festival de la canción, tiene, sin duda, un toque de retranca. El hecho de que sea de procedencia italiana añade un poco de coherencia, el país transalpino no ha ganado por poquito la pasada edición y ha cosechado grandes participaciones en los últimos tiempos. Fuera bromas o, mejor dicho, llevando lo risible hacia otro sector, la fanfarria viene a cuento del cometido del protagonista de Como pez fuera del agua. Como miembro de un think tank, un laboratorio de ideas, se encarga de exponer en Bruselas los motivos por los que la Unión Europea debe destinar fondos para el desarrollo de los barrios periféricos de la capital de su país.
Giovanni es un tipo concienciado, de clase alta, que conduce un híbrido por Roma. Divorciado de una perfumista, trabaja pensando en cómo mejorar la vida a los menos favorecidos que habitan en los suburbios de la ciudad eterna cuando no encaja, de ahí lo hilarante, que su hija adolescente esté saliendo con un chico que habita en el más conflictivo de estos vecindarios. Siguiendo a la chica terminará conociendo a la familia del chaval, a sus tías, gemelas, cuyos nombres tienen que ver con la serie Dallas, y a su madre, con la que establecerá una chocante relación amor-odio. El padre se encuentra “de vacaciones” en una prisión del estado.
Esta tragicomedia se puede encuadrar dentro de la corriente iniciada por Checco Zalone, el Adam Sandler azzurro, cuyos trabajos intentan jugar con lo descacharrante, tirando de casticismo, aunque dejando un punto a lo emotivo. El filme sigue la estela del gran éxito Un italiano en Noruega, repitiendo fortuna en la taquilla patria.
Sin perder de vista la falta de pretensiones de una cinta de estas características, nos hemos encontrado con bastante más de lo que cabía esperar. Si en un principio el argumento nos llevaba a pensar en un Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho? mezclado con Bienvenidos al norte a la romana, el relato se reconduce hacia un tono más reflexivo y menos tópico. La química de Paola Cortellesi y Antonio Albanese en sus respectivos papeles resulta innegable y fundamental para que funcione tanto la parte más festiva como la destinada a hacernos cavilar un poquito. La audiencia va a enriquecerse de lo que vea en pantalla de la misma manera que los personajes principales aprenden cada uno del mundo antitético del otro. En la escritura del guión han participado la propia actriz y el director, Riccardo Milani, añadiendo a la trama diversos guiños que juguetean con alusiones a otros trabajos que iban más a lo romántico (Pretty Woman), a lo agridulce (El apartamento) o a lo local (Caro diario).
Tenemos ante nosotros una obra que merece una oportunidad, que nos va a hacer sonreír, carcajearnos pero también pensar. Una película pegada a la realidad y con mensaje.
Copyright del artículo © Manu Zapata Flamarique. Reservados todos los derechos
Copyright imágenes © Wildside. Cortesía de Caramel Films. Reservados todos los derechos.
Como pez fuera del agua
Dirección: Riccardo Milani
Guion: Furio Andreotti, Giulia Calenda, Paola Cortellesi y Riccardo Milani
Intérpretes: Paola Cortellesi, Antonio Albanese, Sonia Bergamasco
Música: Andrea Guerra
Fotografía: Saverio Guarna
Duración: 98 min.
Italia, 2017
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