Revista Coaching

El callejón del amor

Por Soniavaliente @soniavaliente_

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¿Recuerdan cuando hacían el amor en coches? Ella tampoco. Pero eran grandes polvos. No por la calidad, ni la cantidad, sino por la juventud, la adrenalina. El coche tenía un componente hormonal, ilícito, clandestino. De deseo. Ese deseo en el que los besos saben de otra manera. Son todo labios, dientes, lengua, boca. Son besos sabios que predicen el después. Besos urgentes, besos con manos, besos previos al fin del mundo en el que no importa nadie más. Porque no hay nadie más. Ni nada que importe, en ese instante. Sí, a ese deseo se refiere. Y eso que cita de memoria. Ains.

Lo comentaba con su mejor amiga mientras tomaban un café y miraba a su Mini de reojo. Con nostalgia. Cinco años en julio y ni un trote. Con lo que una ha sido. ¿Dónde irá la gente ahora? En sus tiempos, estaban muy de moda los descampados de Tarongers (antes de que se edificara allí el Campus) o la escollera del Puerto. Claro que eran finales de los 90. Animalico.

El callejón del amor

Días después descubre una web utilísima, mispicaderos.net, para los tortolitos sin nido, que describe con coordenadas y mapa incluido los lugares más acogedores: bancos de parque, cementerios, aparcamientos, playas… Se mete por curiosidad, únicamente periodística, a cotillear los picaderos de Valencia. Y no da crédito. Hay 269 parajes tan evocadores como el callejón del amor, el rincón de la soguarra o el camí dels condons para aparcar el utilitario y dejarse llevar. Lugares tan cómicos por insospechados que no puede dejar de sonreír.

La web, que también tiene App, explica cómo llegar a los picaderos, frecuencia de paso de viandantes o la probabilidad de que las fuerzas del orden molesten. Y atención: aparecen los baños del tercer piso de una universidad de pago y las horas desiertas para aliviar la tensión previa a los finales… Juventud divino tesoro.


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