Ejercicio de agudeza visual para dar con la garza imperial que sobrelleva el calor entre el carrizal de la laguna de El Campillo
Javier Rico
Tengo claro que si hace una semana, con los 30 grados y subiendo que hacía en el Parque Regional del Sureste madrileño, la ruta la hacemos con adultos, alguno o alguna se nos habría rajado. No en vano, ha habido salidas en invierno con familias entre las que hemos contado bajas sobre la marcha debido al frío. Pero, afortunadamente, la tropa la formaban 53 peques con sus cinco profes del Colegio Europeo Almazán, todos y todas ávidos de conocimientos y nuevas experiencias. Aunque la mayoría de las aves, con ese calor, son las primeras que se rajan y no se muestran todo lo que cabe esperar, siempre hay milanos negros, palomas torcaces y fochas comunes que sorprenden al más neófito.
“Profe, yo creo que ese milano negro nos está persiguiendo”. Pues sí, cómo si esta rapaz de visita estival por Madrid pensara que algo tenía que hacer para compensar tan poca actividad ornitológica en la laguna de El Campillo, se dedicó un buen rato a “curiosear” desde el cielo el abigarrado y colorido grupo que formábamos. Bordeábamos esta antigua gravera inundada, uno de los puntos neurálgicos del Parque Regional del Sureste (oficialmente Parque Regional en torno a los Ejes de los Cursos Bajos de los Ríos Manzanares y Jarama), situada en el municipio de Rivas Vaciamadrid.
Ay los árboles, esos gigantes siempre prestos a ofrecer su sombra para alojar una charla sobre la marcha
Este humedal, escoltado por un lado por el cauce del río Jarama y por otro por los cantiles yesíferos típicos de esta orografía, sirvió como aula de biodiversidad al aire libre para estrenarnos con el primer campamento de verano al que da servicio Aver Aves. A juzgar por el calor bien llevado por el grupo, tuvo un resultado satisfactorio. Ver por primera vez un nido de cigüeña blanca con su pollo crecidito como si lo tuvieran en la palma de la mano o escuchar y aprender a reconocer los cantos del verderón común y el ruiseñor común animan al más pintado de los peques.
Reconocer la vegetación del entorno de la laguna de El Campillo también formó parte de la ruta
Desgraciadamente, no vimos con el grupo el póquer de ardeidas que nos salió en la visita previa de prospección: avetorillo, martinete, garza imperial y garza real. Tampoco al pájaro moscón que oímos mucho y observamos fugazmente entre el carrizal. Pero intuimos en la lejanía al calamón común, nos hicieron compañía constantemente golondrinas y aviones comunes y en el agua, además de fochas, también se oyeron y vieron gallinetas y ánades azulones. Caminar casi encerrados, por momentos, entre fresnos, sauces y álamos también ayudó a imprimir ciertas dosis de aventura a la “expedición”. Y es que la biodiversidad de este espacio da mucho de sí.
También semioculto, un martinete alegra la visita y la vista en El Campillo
Como colofón, responsables de la Comunidad de Madrid y del centro de educación ambiental El Campillo tuvieron la amabilidad de acoger a tan numeroso grupo en estas instalaciones, para conocer así algo mejor el entorno en el que paseamos. Hay que reconocer que esta escala vino muy bien para mitigar el calor que acechaba hacia el mediodía, pero sobre todo alumnos y alumnas se sorprendieron de la integración del centro en la laguna. Lo de ver el agua bajo tus pies y reproducciones de las aves observadas, intuidas y oídas siempre llama la atención.
Más sombra vegetal para conocer historias, curiosidades y misterios de las aves
Pero ya les dijimos a todos y a todas: “este espacio hay que visitarlo en otoño-invierno, cuando la laguna es lugar de acomodo para miles de gaviotas y anátidas”. Y esto va también para el resto de lectores y de profes y familias que esperan solo al “buen tiempo” primaveral y estival para disfrutar con nuestras rutas. El estanque, parque, bosque o riachuelo que hay al lado de casa o del cole no deja de albergar fauna cuando acaban estos calores. Ya lo hemos dicho, incluso llegan más animales.
Con esta salida junto a alumnos y alumnas del Colegio Europeo Almazán cerramos el curso 2013-2014, pero esperamos abrir rápidamente el de 2014-2015. Ya os contaremos, porque algún cole ya se ha aplicado nuestra receta y quiere conocer lo que dan de sí las aves durante el “buen tiempo” otoñal.
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