Revista Ciencia
El Gobierno Suizo encargó hace un tiempo al Fondo Nacional Suizo de Investigación (FNS) unos estudios sobre los Organismos Genéticamente Modificados (OGM). Una vez concluidas las investigaciones, según informa el Consejo Federal, los resultados revelan que los cultivos de OGM “carecen de riesgos para el medio ambiente y la salud”. Por ello, la moratoria que desde 2008 había detenido el cultivo de estos organismos en tierras Helvéticas, puede tener sus días contados. Sin embargo, para que esto sea así falta la opinión de los ciudadanos, quienes hasta ahora se han mostrado reticentes a aceptar el cultivo de plantas modificadas debido a los múltiples riesgos y los elevados costes económicos que supone dicho cultivo.
18.03.2013, ladyverd.com
El Fondo Nacional Suizo de Investigación (FNS) da el visto bueno al cultivo de OGM después de concluir que dicho cultivo no representa riesgo alguno ni para la salud ni para el medio ambiente. Sin embargo, existen varios estudios y numerosas experiencias reales que demuestran la existencia de riesgos tanto para la salud como para el medio ambiente.
Desde 2010. la Comisión Europea recomienda a los Estados que establezcan reglas para evitar la mezcla accidental de productos convencionales o ecológicos con OGM. Fuera de la Unión Europea, pocos países han reglamentado la coexistencia de cultivos. Los principales productores de OGM, como Estados Unidos, Argentina, Brasil, Canadá e India, no han desarrollado ningunas leyes específicas sobre la materia
Por su parte, la asociación helvética StopOGM advierte que el estudio que concluye la inocuidad de los OGM fue realizado en invernaderos o en cámaras climatizadas. Las diseminaciones experimentales tuvieron lugar en pequeńas superficies y en sólo dos o tres rotaciones de cultivos sucesivos. Según la asociación, para comprobar los efectos negativos del cultivo de OGM, el análisis debe realizarse en el ámbito de un uso comercial a gran escala y a largo plazo.
Riesgo de contaminación a otros cultivos
La liberalización del cultivo de OGM llevará consigo el riesgo de contaminación por diseminación de otros cultivos próximos. Esta coexistencia de cultivos conllevaría la aplicación de ciertas medidas de prevención que también, según StopOGM, deberán explicarse. En este contexto, existen numerosos precedentes de contaminación por diseminación en países cuya superficie de cultivo es mucho más amplia que la de Suiza. Por ello es necesario determinar los límites del umbral de contaminación y también garantizar una estricta separación de los flujos de mercancías para que los diferentes cultivos no se mezclen en los menús de los consumidores contra su voluntad.
Por lo tanto, la permisión del cultivo de transgénicos conllevaría una serie de medidas de precaución que supondrían unos costes prohibitivos para la mayoría de agricultores y para el sector agroalimentario. La Unión suiza de Agricultores tiene clara su estrategia y prefiere enfocar su actividad hacia productos de calidad sin OGM para responder a la demanda de los consumidores.
Soberanía alimentaria
El debate está servido y no puede separarse del de la soberanía alimentaria. En este sentido, los OGM pueden ser un arma terrible una vez en manos de los gigantes de la industria alimentaria. La industria lo tiene todo bien atado: matando el ciclo de vida, vende semillas que no pueden volver a ser utilizadas debido a que no se reproducen, obligando de esta forma a los agricultores a comprar nuevas semillas modificadas y que funcionan exclusivamente con los pesticidas que también proporciona la industria. Además, las plantas se hacen resistentes a la química y por ello es necesario aplicar cada ańo más y más química de síntesis a los cultivos transgénicos. Para controlar este ciclo venenoso y mantener a raya a los agricultores, la industria química, en este caso Monsanto, actúa como un auténtico policía de los OGM.
Stop OGM
Fuente
El mundo según Monsanto (en francés, completo