Revista Cultura y Ocio

El campo de concentración de Perote

Por Grisom_es @JuanjoOrtizCruz
Es prácticamente desconocido el hecho de que durante la Segunda Guerra Mundial el gobierno de México tomo la decisión de que en Perote, Veracruz, se levantara un campo de concentración para que alemanes, japoneses, italianos y cualquier otro extranjero considerado como posible enemigo para el país fuera vigilado, detenido y confinado. Esta decisión fue el resultado de las relaciones bilaterales con Estados Unidos. Tras ser atacados, en 1942, varios petroleros mexicanos que abastecían a convoyes norteamericanos México perdió la neutralidad y declaró la guerra a las fuerzas del Eje. Se creo el escuadrón 201 de pilotos voluntarios, conocidos como las "Águilas Aztecas", que voló con la 5ª fuerza aérea norteamericana en el Pacífico.
El campo de concentración de Perote
El gobierno llamó a esta instalación Estación Migratoria y decidió internar a más de 600 ciudadanos extranjeros que pertenecían a los países del Eje, la mayoría alemanes, tomando como ejemplo los instalados en Estados Unidos para "reubicar" a los norteamericanos de origen japonés. Los internados según los servicios de inteligencia mexicanos eran agentes de la Alemania nazi y cuyas actividades de espionaje se hubieran desarrollado antes y durante el conflicto.
El gobierno mexicano permitió a los internos organizarse a su modo, hacer espectáculos teatrales, recitales de música o partidos de fútbol. Según Guido Moebius, uno de los internos, se lo pasó "cheveré" durante los tres años que estuvo en Perote, aunque el gobierno mexicano le había intervenido su fábrica de jabones de Monterrey. Tambien cuenta que les dejaban salir los fines de semana. Al concluir la guerra, casi todos fueron liberados e incluso varios alemanes decidieron afincarse en México.
Lo cierto es que el control en el campo y las investigaciones a los individuos sospechosos no han sido nunca claramente investigadas. Los principales espías extranjeros nunca fueron deportados a Estados Unidos o expulsados del país, se fugaron con gran facilidad y no fueron perseguidos. Sólo algunos dirigentes del Partido Nazi en México, fueron deportados a los Estados Unidos.
El campo de concentración de Perote
Tampoco debemos olvidar la importante labor humanitaria del diplomático Gilberto Bosques que salvó la vida de miles de personas que huían de los nazis, al facilitarles un salvoconducto a México.
Fuente:
Las relaciones germano-mexicanas: desde el aporte de los hermanos Humboldt hasta el presente, de León Enrique Bieber
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