Revista Cultura y Ocio

el canto de las hormigas / coro griego

Por Calvodemora
1
no atino a encontrar razones, quizá la falta de tiempo, tal vez no haya tenido quién me inicie, una mano inductora, un espíritu generoso, suele haberlos en ocasiones, te llevan de la mano, te abren puertas que en otro caso estarían cerradas o ni siquiera tendría forma de puerta, ni por asomo podríamos encontrarles la función de crasa y cabal puerta, pero no acaba de entrarme la mecánica cuántica
2
niña torbellino, no flaquees, no dejes que la rotación de los astros turbe tu dulzura, no permitas que la terquedad de las horas prorrumpa en tu alma y la desquicie, la rotación de los astros corrompe la pureza, la estraga, la pureza baila con lujuria bajo la bóveda celestial y cae fulminada y entona un delicadísimo lamento 
3
alegre sin otro propósito que cubrir la distancia entre una cáscara de pipa y otra cáscara de pipa, la hormiga festeja el camino, huele la semilla, la saborea sin que nadie lo aprecie, la piensa en su boca, se entretiene en la festiva inminencia del sabor y canta, la hormiga tiene una voz delicada, algunas la tienen bronca y poco dócil a las melodías, pero sirven de coro griego en los banquetes de la comunidad, luego está la hormiga disoluta, la hormiga crápula, un poco cabra loca, sin tiento ni reposo, la hormiga que en los manuales del ramo es señalada como la díscola, de fácil descontento, emperrada en soliviantar a las otras, insensible a las etéreas danzas de sus iguales, esa hormiga merece consideración aparte, de la suele reconocer por su mirar adusto, es hormiga de escaso o nulo temor divino, la metafísica es materia de singular disciplina entre el gremio de las hormigas, las hay devotas y las hay blasfemas, el reino de los cielos está lleno de cáscaras rotas de pipas, dios tiene a bien dar cobijo a todas sus extraordinarias criaturas, dios se complace en escuchar con celestial arribo la música diminuta de estas conmovedoras piezas de su mecano infinito

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