Fotomontaje hecho por @Arma_pollo
Con este artículo no pretendo analizar la trama de todo este sinsentido, pues de ello se está encargando la prensa. Solamente pretendo destacar y opinar sobre algunos aspectos que pueden haber pasado, en cierta medida, algo desadvertidos. A pesar de ello, es inevitable contextualizar un mínimo: el caso Bárcenas es el nuevo quebradero de cabeza del Partido Popular, en el cual hay que destacar dos tramas: la de los famosos sobresueldos que cobraban ciertos cargos del Partido Popular y la financiación ilegal del partido. ¡Es increíble!, como si los partidos, usando las leyes que ellos mismos han hecho, tuvieran problemas a la hora de financiarse.
Aunque las pruebas apuntan en una dirección, es cierto que incluso aquí se debe respetar el principio al que recurren hoy los políticos con tanto ímpetu: la presunción de inocencia. Salvo que exista sentencia en firme, y que ésta se asiente “más allá de toda duda razonable”, no podremos, todavía, llamar “chorizos” a los miembros del PP implicados en la trama. De todas maneras, el refranero popular no se suele equivocar, y cuando “el río suena…”. Aquí no se trata de que una persona pueda haberse apropiado indebidamente de cierta cantidad de dinero, lo que hay es toda una trama conformada, supuestamente, por un número nada desdeñable de personas. Asimismo, hay documentos, confesiones, indicios; así como antecedentes, y es que el caso Gürtel tiene su relación con todo este tinglado. Si se tienen en cuenta estos elementos, habrá quienes no esperan que la sentencia dirima la culpabilidad o inocencia de los sospechosos, sino que solamente aclare quienes exactamente “estaban en el ajo”.
Tras este golpe la credibilidad del Partido Popular ha sufrido un revés del que le va a costar recuperarse. El barómetro del CIS de enero del 2013, ha revelado que el PP ha sufrido, desde noviembre del 2011, una caída porcentual del 11,6%, respecto de la intención de voto. Y lo mejor de este informe es que aún no tuvo en cuenta las posibles influencias que el caso Bárcenas tendrá en el electorado. El PSOE no puede más que frotarse las manos a la espera de la debacle del PP, mientras reza que la ciudadanía olvide pronto los efectos de la segunda legislatura de Zapatero. Ahora el PP necesita un auténtico experto en oratoria para recuperar la confianza de los electores, el problema es que en estos momentos Rajoy es el presidente del partido.
Por tanto, Mariano se lanzó al ruedo para defender el honor del partido en una rueda de prensa, que curiosamente no permitió preguntas. Transparencia sí, debieron pensar en el PP, pero sin pasarse. Democracia también, pero que el control sobre los gobernantes, que la caracteriza, se haga en el Congreso, en donde tienen mayoría absoluta. Rajoy, quien es incapaz de hablar 1 minuto sin mirar “sus” papeles (de los cuáles a veces no entiende la letra), se limitó a afirmar categóricamente que aquella “sombra de un indicio manipulado” no debería ser suficiente para acusar al PP de nada. No creo que todas las pruebas que existen puedan minimizarse en esa figura retórica que, con tanto ingenio, trazaron los “negros” que escribieron el discurso a Rajoy. Sin embargo, cuando alguien camina por la calle y ve en el suelo que una sombra gigantesca se cierne sobre él, se apartará lo más rápidamente posible, pues ello significaría que algo está cayendo. Ya se verá si esto cae por su propio peso.
En cambio, lo más irritante de su comparecencia, fue cuando, en un gesto de aparente generosidad sin fin, Rajoy anunció que haría pública su declaración de la renta, para demostrar que no tiene nada que ver con los pagos en negro. Esto ha sido muy criticado por Internet, y es que es un auténtico insulto a la inteligencia del pueblo. ¿Qué pretendía el presidente? Yo no conozco a nadie que meta el dinero negro en sus declaraciones de la renta. Esto es peligroso, porque si lo ha dicho es que tenía esperanzas de que funcionara, así que o a Rajoy le falta astucia (por decirlo finamente) o el presidente piensa que el pueblo es sencillamente idiota.
Por último, y a pesar de todo esto, es posible apostar (poco) que Rajoy no se llevó nada. Al gallego no se le conoce por problemas de dinero, y es que cuando se metió en política dejó su Registro de la Propiedad, en Alicante, bien atado para que siguiera dando frutos. Es cierto que siendo presidente del Gobierno aseguró que ya no obtenía ingresos por parte de ese negocio, pero evidentemente en estos momentos poca falta le hace. En cambio, sí le achaco que tiene la responsabilidad de velar por la integridad de su partido, y eso parece ser que no lo ha conseguido. Entonces, ¿cómo aspira a gobernar un país? Porque es posible que los sobres hayan pasado por delante de él y que no haya hecho nada, lo cual está mal; pero es que también es posible que ni siquiera los haya visto pasar, lo que es todavía peor.
Muro dedicó este tema a José María Aznar, aunque gustosamente se lo volverían a dedicar a Rajoy.
(Sé que hay gente a la que no le gusta esta música, pero creo que la crudeza de su letra es un buen cierre al artículo.)
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