Dos años ha tardado en llegar a nuestros cines El caso Fischer; estrenada en 2014 parecía haberse perdido en el limbo, como tantas otras películas. Las razones de este retraso no son fáciles de entrever, se trata de una obra seria, con un artesano como Edward Zwick detrás de la cámara, un protagonista tan conocido como Tobey Maguire y un tema en teoría tan interesante como la Guerra Fría. Puestos a especular, los problemas de distribución tal vez hayan debido a que se trata de una película de ajedrez, un deporte que en apariencia muy poco cinematográfico.
No obstante existe una tradición más que interesante de cine ajedrecístico, como bien demuestra en los últimos lustros películas como La defensa Luzhin, En busca de Bobby Fischer o Fresh, o ya en el terreno del celuloide clásico obras como la notable Juego de Reyes, la mítica El séptimo sello o la injustamente obviada película de Billy Wilder Traidores en el infierno.
víctima de su propio talentoEl caso Fischer dista de encontrar su asiento entre las últimas películas citadas, sin embargo está dotada de buenas virtudes. Edward Zwick es un veterano de Hollywood en cuyo currículum se encuentran éxitos como Tiempos de gloria, Leyendas de pasión, Amor y otras drogas o Diamantes de sangre. La suya no es la trayectoria que pueda encender el interés de un cinéfilo, pero que sí demuestra solvencia y un gusto comercial indudable. El oficio del cineasta queda patente a lo largo del metraje de El caso Fischer, que quizás a veces adolece de ciertas dosis de riesgo que quizás exigía el argumento. Si hablamos de riesgo, quizás el mayor sea la elección de Maguire para encarnar a un desquiciado Bobby Fischer, pese a la disparidad física entre el personaje real y el actor, Maguire consigue salir triunfante, ofreciendo una interpretación ansiosa, urgente y apasionada. La película cuenta los entresijos del célebre Campeonato Mundial de Ajedrez de 1972 entre Fischer y Spassky. La Guerra Fría se extendía también al campo del deporte, y el mismo año en que los soviéticos le arrebatan a los norteamericanos por primera vez la medalla de oro de baloncesto en los Juegos Olímpicos de Munich, Fischer hacía tambalear la hegemonía rusa en el terreno del ajedrez. En este sentido es de agradecer que El caso Fischer no abuse de la paciencia del espectador al enfatizar el patriotismo en la contienda, poniendo en primer término el retrato de un Bobby Fischer, aplastado por la angustia y la paranoia, víctima de su propio talento y de su propias obsesiones. Un personaje que, a buen seguro, seguirá siendo fuente de inspiración de muchas más películas.
El caso Fischer (Pawn sacrifice). Edward Zwick. Gail Katz Productions / Material Pictures /MICA Entertainment / PalmStar Entertainment. (EEUU, 2014).