De las mentiras cristianas, de esa sarta de embustes de imposible digestión, de ese potaje de patrañas y supersticiones, de esa estafa secular que permite vivir del cuento, y divinamente, a una pandilla de vagos y embaucadores, ha brotado, como manantial de gracia santificante, nuestra Verdad católica.
Con esta conclusión culmina Juan Eslava Galán su último libro, El catolicismo explicado a las ovejas (Planeta), en el que da un repaso profundo, divertido y erudito, a todos los dogmas y creencias de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana. Desde la virginidad de María hasta el misterio de la Santísima Trinidad (que por fin explica para compresión de los mortales), pasando por el Portal de Belén, la Pasión de Cristo, la Sábana Santa, la Magdalena, los ángeles y los demonios o el negocio de las reliquias y de la Tierra Santa.
Eslava demuestra (sí, sí, demuestra) el fraude absurdo que es la religión cristiana, que por otra parte es una recopilación de otros cultos mistéricos anteriores a Jesús.
Revela que los muñidores de la tradición cristiana colocaron interesadamente el portal de Belén en una gruta dedicada al culto de Adonis para aprovechar el tirón; la casa de la Virgen en el gigantesco negocio que era el santuario de afrodita en Éfeso, y que el 25 de diciembre es una fecha celebrada para casi todas las religiones como el parto de la reina de los Cielos, una virgen celestial, y el nacimiento de su hijo, el dios solar. Y así sucesivamente.
La teología es la rama más frondosa de la literatura fantástica,dice Eslava citando a Borges.
Apoyándose en las propias escrituras, mal traducidas por el torpe San Jerónimo, y en los propios teólogos cristianos, el libro de Eslava pone en jaque los absurdos dogmas católicos y denuncia el afán de sus pastores por esquilar y ordeñar al rebaño.
Dogma es esa rueda de molino con la que el cristiano comulga con los ojos cerrados y el espíritu abierto, dice, y la fe es creer en o que se sabe que no existe, añade citando a Mark Twain.
Los evangelios son obras propagandísticas escritas con afán apostólico en un momento de gran competencia de cultos, subraya Eslava. Son un puro embuste, relatos legendarios producto del saqueo de todas las mitologías y ritos mistéricos que estaban de moda en el Mediterráneo cuando el cristianismo inicio su rodaje.
De Jesús dice que probablemente fue un buen hombre, un predicador, un sanador y un exorcista que se metió en camisa de once varas y los romanos lo crucificaron por sedición. Años después, san Pablo lo tomó como pretexto para fundar una religión.
La ventaja del catolicismo -subraya Eslava- es que cuando pecas, luego te confiesas y el cura te perdona en nombre de Cristo. Cumples la penitencia y quedas limpio de pecado. El alma es lo que tiene, es como un coño, que después de cada función se lava y se estrena.
La grandeza de todo esto, según el mensaje irónico de Eslava, es que a pesar de los errores, las meteduras de pata en la interpretación de los textos sagrados, las manipulaciones y los cambios erráticos en que incurre esa paloma atolondrada que es el Espíritu Santo, tenemos que dar gracias a Dios por gozar de la luz de la verdadera religión.