Nos adentramos en el crudo invierno y, como quien no quiere la cosa, ya se han disputado nueve jornadas en las grandes ligas europeas, en Francia incluso una más. Las suficientes, casi un cuarto del curso, para evidenciar por qué derroteros parece evolucionar la nueva temporada. En nuestro país, nos encontramos ante una de las competiciones domésticas más abierta de los últimos años a tenor de los resultados. Barça y especialmente Real Madrid no acaban de engrasar la máquina y ya aparece al acecho un renovado Valencia. Pero con los mismos partidos disputados, y ahora que ha comenzado el tiempo de los modestos en una nueva Copa del Rey, sorprende ver en la quinta posición al Leganés.
17 puntos suma ya el conjunto de Asier Garitano, dejando atrás a equipos como el Villarreal, el Sevilla o el pujante Betis de Setién. Aunque la estadística que más llama la atención del conjunto pepinero no tiene nada que ver con las victorias, ni siquiera con el acierto goleador. El Leganés es a día de hoy, junto con el F.C. Barcelona, el equipo menos goleado de las grandes ligas europeas. Sólo ha encajado tres goles, una cifra apabullante si pensamos en el promedio, un tanto cada tres partidos, y más aún si lo hacemos en la imbatibilidad de los últimos cinco encuentros. Lógicamente, por potencial, hay más mérito en lo cosechado por el conjunto madrileño, por lo que nos enfocamos en este inexpugnable Lega.
Para valorar la fortaleza defensiva de un equipo tan modesto como el Leganés sólo hay que acudir a los datos de los otros torneos de relumbrón en nuestro continente. Si nos decantamos por la legendaria fortaleza defensiva germana, lejos quedan los grandes, Bayern y Dortmund, con siete goles encajados. La espectacularidad de la Premier podría ser otra opción, pero los todopoderosos equipos de Manchester, los mejores en esta faceta, ya han encajado cuatro goles. Ni el Oporto de Casillas, ahora suplente, alcanza la cifra en una algo menor liga portuguesa. En Francia parece quedar lejos el fútbol insulso de los primeros 2000 y en el menos imbatido, el Montpellier, ya han sacado seis balones de sus redes. Ni siquiera igualan la cifra en Italia, el país históricamente del catenaccio que ahora parece estar cambiando el estilo.
Muchos se preguntarán cuáles son las claves del poderío defensivo del Leganés. El primer aspecto a destacar es la estabilidad del proyecto. Es la quinta temporada para Asier Garitano, un entrenador con las cosas claras, en el banquillo de Butarque. Su sistema defensivo de cuatro está bastante engrasado y las pocas veces que ha sucumbido a introducir un tercer central no ha tenido éxito, como en Eibar. Otro punto clave es la variedad, el míster pepinero ha utilizado a tantos defensas como partidos se llevan de Liga. De centrales empezaron el lesionado Muñoz y Mantovani, ahora juegan Siovas y Dos Santos. En los laterales también hay alternancia, aunque menos en el derecho de Zaldua. Y por supuesto, hay que alabar el estado de forma de Iván Pichu Cuéllar, que tras descender con el Sporting ha hecho olvidar a Iago Herrerín. Veinte paradas lleva ya.
Ni el Real Madrid de Keylor Navas, ni el férreo Eibar, ni siquiera el cholismo del Atlético hacen sombra a la muralla que Garitano y sus chicos han levantado en Butarque. Pasados nueve partidos de Liga Santander cobra sentido la maniobra estival de la secretaría técnica pepinera, que pagó por Siovas (3M€) y Muñoz (2,5M€), ambos centrales, los traspasos más caros de su historia. Dicen que los grandes equipos se empiezan por la defensa y ahí el Leganés tiene mucho ganado. Los blanquiazules han echado el cerrojo y sólo miran ya hacia adelante, o mejor, hacia arriba.
Asier GaritanoC.D. LeganésIván Pichu CuéllarLiga 1ªDivisión 2017/18