A pesar de la exitosa revolución en Cuba, que derrocó al dictador Batista, Ernesto Guevara de la Serna, alias el Che, no podía relajarse.
Era un puro revolucionario, según sus seguidores, o una persona extremamente belicosa, según sus enemigos, así que dejar de luchar era simplemente imposible para él. En un extracto de su diario el propio Che afirmaba: "Mis narinas se dilatan al olor de la pólvora y la sangre del enemigo muerto".
Tras varios atentados se dirigió a Bolivia para derrumbar la dictadura local. Según algunos de sus compañeros no había terreno fértil para una revolución en Bolivia. No convencieron a nadie, la gran mayoría del pueblo no respondió nada bien a la propaganda de la ideología comunista y los discursos revolucionarios. "No nos siguió nadie excepto de un perro, que, al cabo de un rato resultó abandonándonos también. Muchísimas personas nos miraban como si fuéramos nada más que una banda de forajidos", relata un compañero suyo.
Durante todo ese tiempo un agente de la CIA, llamado Félix Rodríguez, no había dejado de seguir sus pasos hasta que logró localizarlo. El Che cayó en la emboscada organizada por la CIA y el ejército boliviano en alguna parte de la selva, donde lo ejecutaron y le cortaron las manos. Ese último acto fue a la vez el último ultraje a una leyenda como el Che. El reo de ese abominable incidente fue el coronel Roberto Quintanilla Pereira, miembro de los servicios secretos del ejército boliviano. Obviamente, dicho militar no tenía la menor idea de la llamada "maldición del Che", según la cual, todos los que se involucraron en la muerte del Che murieron bajo circunstancias bien peculiares...además, a pesar de sus lados oscuros, Che Guevara había sido, era y seguiría siendo el símbolo político, social e ideológico número uno para todos los izquierdistas, anarquistas y una enorme parte de socialistas y socialdemócratas, es decir para todo el mundo que no fuera de la derecha, en todo el mundo... Después de la segunda guerra mundial un montón de nazis siguieron la llamada " ruta de las ratas" para encontrar refugio en países sudamericanos como, Argentina, Uruguay o Bolivia y continuar su vida allí con identidades falsas. Uno de ellos fue el llamado "camarógrafo de Hitler", Hans Ertl, que se estableció en la capital de Bolivia La Paz, donde encontró una sociedad estrictamente dividida en clases de modo casi medieval. Su hija Mónica creció un en entorno así, rodeada por la élite local y la respectiva alemana, que consistía casi exclusivamente por nazis. Uno de ellos era el llamado "carnicero de Lyon" Klaus Barbie...En algún momento se casó con un industrial alemán y, al menos teóricamente, tenía una vida ideal. Ostensiblemente no le faltaba nada, no obstante, su alma hervía. La guapa alemana sentía que la atraía algo muy diferente a lo que conocía hasta aquel momento...
Así que un día se separó de su esposo y se sumó al Ejército Nacional de Liberación, comenzando así una vida totalmente nueva. La noticia de la muerte de "su dios" Che y la humillante amputación de sus manos la fulminó. De repente obtuvo una meta de vida, la cual no era otra que cobrar venganza.
Entretanto Quintanilla se había convertido en el blanco número uno para todos los simpatizantes del Che, por consiguiente, el gobierno decidió transferirlo a Hamburgo como cónsul general. Este traslado fue quizás uno de los mejores incentivos para que Mónica regresara a su país. Fue a Hamburgo y solicitó una entrevista con el cónsul haciéndose pasar por una periodista australiana. Aunque un criminal como Quintanilla normalmente estaba en guardia, esa vez cayó en la trampa de Mónica. Los dos se encontraron en el consulado según la cita programada. Quintanilla quedó impresionado por su belleza desde el primer segundo, así que quedó mirándola a los ojos. Ella hizo lo mismo, pero por totalmente otro motivo. Tras unos segundos sacó un revólver y disparó tres veces. Lo dejó muerto y huyó. Al parecer, la maldición del Che seguía viva... Era su vez para convertirse en blanco. Los fascistas del régimen boliviano de aquella época y sus consejeros nazis no la dejarían en paz.
Nadie sabe por dónde andaba hasta aparecer en La Paz de nuevo. El hombre que selló su destino fue nadie más que el propio "tío Klaus", como lo llamaba cuando era niña, ya que formaba parte del entorno de su padre, que la reconoció pese a su disfraz y no hesitó ni un segundo en delatarla a las autoridades bolivianas. Tras una persecución duradera consiguieron localizarla y matarla. Su padre pidió su cuerpo, pero las autoridades negaron a devolvérselo.Hoy día hay una losa en un cementerio de La Paz que pone "Aquí yace Mónica Ertl". Al decir de algunos su cuerpo se halla en una fosa sin placas o cruces. La persona que había vengado al Che simplemente había desaparecido para siempre.