Cuando en el verano de 2.003, el magnate ruso del petróleo Roman Arkadievich Abramovich se hizo con el control del Chelsea FC, cambió la historia del club y, posiblemente, del fútbol moderno. Fue probablemente el primer gran club europeo que de la noche a la mañana se convirtió en "asquerosamente rico", como cantaban sus aficionados, y empezó a fichar a lo grande. Luego vinieron otros, como City o PSG, pero la figura de Abramovich siempre estará unida a este nuevo fútbol derrochón.
Cuando FIFA sancionó al club londinense, por incumplir las normas de contratación de menores de edad (como ocurrió también con Barça, Real Madrid o Atlético), con dos ventanas sin poder fichar, tocaba cambiar de enfoque. Si a ello unimos que su jugador franquicia, Eden Hazard, había decidido abandonar el club, y que la era Sarri se agotó antes de empezar, el cambio de paradigma apuntaba a traumático.
Pero entonces, el Chelsea decidió ser más introspectivo. Buscó en su alma. Tras 13 años como jugador del club, y solo un año de experiencia en el banquillo del Derby County, Frank Lampard volvía a Stamford Bridge. Y para los huecos de la plantilla, que en otros años hubieran supuesto dispendios, había que buscar jóvenes valores para desarrollar. Perder jugadores como el ya nombrado Hazard, David Luiz, Cahill, Zappacosta, Moses, Bakayoko o Higuaín, y tenerlos que sustituir con cedidos repescados como Pulisic o Batshuayi, y canteranos como Mount, Reece James, Tomori, Hudson - Odoi y Abraham, sonaba arriesgado.
El Chelsea de Lampard es un equipo muy vertical. Contemporiza poco con el balón en los pies. Le gusta aprovechar la posesión, tener la pelota con un objetivo claro. Aunque combina, rifando pocos balones, lo hace con vértigo y riesgo. Para ello, da mucho vuelo a sus bandas, si bien depende de la alineación que esa progresión en los flancos sea principalmente cosa de los laterales o de los extremos.
A la hora de defender, da prioridad a la presión, formando habitualmente con un par de jugadores de recuperación en la medular. Tras pérdida, no dudan en apretar al rival para tratar de recuperar en campo contrario. Esa es una característica principal del Chelsea, su presencia en campo rival, tanto al poseer el balón como al tratar de recuperarlo.
Kepa, en el banquillo por decisión de Lampard (fuente: Libertad Digital)En cuanto a la alineación de Lampard, llama la atención el asunto de la portería. Tras arrancar la temporada Kepa con el rol claro de titular y apuesta de futuro, el técnico inglés le ha descabalgado del once para dar paso al veteranísimo Willy Caballero. El argentino, de 38 años, era uno de esos casos de metas veteranos para la suplencia, tan habituales en la Premier, y de los que nos habló mi compañero José Luis Ruiz hace unos meses. Lo que no es tan habitual es que estos porteros pasados de experiencia acaben haciéndose con el puesto. Y lo que, desde luego, parece menos previsible es que Lampard haga el cambio reversible y vuelva a confiar en Kepa. Habrá que esperar si en el próximo verano buscan un nuevo portero, lo que sería la lapidación definitiva del vasco en Stamford Bridge. Desde luego, su situación no es la mejor, y la apuesta de Caballero no es precisamente una opción de futuro.
Lampard forma con un 1-4-3-3, que en ocasiones puede parecer un 1-3-5-2 o un 1-4-2-1-3 por la movilidad de sus jugadores sobre el cesped. En defensa está contando con la contundencia y fortaleza de Rüdiger y Christensen para los centrales. Como lateral y capitán es un fijo el navarro César Azpilicueta (o Dave, como le rebautizó la hinchada blue ante la dificultad de pronunciar su apellido). Él pone la veteranía en la línea defensiva y gran parte de la garra y sangre del equipo. Todo un mito de Stamford Bridge.
Lo más habitual es ver al capitán en la izquierda, con el canterano Reece Jones en la derecha, más incisivo en labores ofensivas. Cuando Azpilicueta aparece en la derecha será por que para banda izquierda cuenta Lampard con Emerson o Marcos Alonso, si bien este último ha perdido galones con el técnico actual. Cuando "parecen" tres centrales y dos carrileros, es porque Azpilicueta se incrusta en la línea de atrás, con James por delante de él y Alonso, muy profundo, en la izquierda, con ocurrió este sábado ante el Tottenham.
El joven francés Zouma y su despampanante físico, suelen entrar en la posición de central en muchas ocasiones. Incluso para cubrir bajas cuentan con el joven Tomori, que ha aprovechado bien sus presencias para demostrar que es un central serio.
Por delante de ellos, Jorginho, que, aun jugando a contraestilo (es un jugador acostumbrado a un ritmo más pausado con el balón en posesión), sigue siendo uno de los mediocentros más elegantes y solventes de Europa. A su lado, el francés Kanté. Aunque lleva un tiempo sin suerte por las lesiones, hay una frase que se popularizó en Twitter y le define perfectamente: el 70% de la Tierra está cubierta por agua, el resto por N'Golo Kanté. El otrora mediocentro, ya con Sarri en el banquillo empezó la pasada temporada a formar como interior. Su misión principal en ese puesto es saltar a la presión tras pérdida sin perder atención a su espalda, y en eso es insuperable. Junto a ellos, o para sustituir a alguno de ellos cuando se estima conveniente, está creciendo el exmadridista Kovacic. Serio en la entrega, capaz en la llegada y atento a su posición, el croata se desempeña como interior con solvencia.
Mason Mount y su estética conducción (fuente: Football.London)Cuando Frank Lampard quiere darle más mordiente al ataque, ponerle picante al juego, tira del gran descubrimiento de la campaña. El joven Mason Mount, de solo 21 años y ascendido desde el segundo equipo este verano, es una de las irrupciones más llamativas del fútbol europeo esta campaña. Lampard le tuvo la pasada campaña en el Derby County, y este año le ha dado mucha confianza en el Chelsea. Se trata de un mediapunta de conducción vertical y muy habilidosa, que corre con la cabeza alta y muestra una planta estéticamente muy bella con el balón controlado. Llega, marca, asiste y no se corta a la hora de asumir responsabilidades. Va para estrella. Esta irrupción le quita minutos o otro jugador de rol parecido, como es Ross Barkley. Un buen recurso más para Lampard, aunque su irregularidad le resta importancia en el equipo.
En la línea ofensiva, cuenta con variadas opciones para la posición de extremos, según lo que el técnico prevea para cada encuentro. Jugadores como Willian, Pulisic, Hudson - Odoi o Pedro, pueden cumplir con esas funciones. Incluso las bandas en ocasiones quedan para jugadores con más recorrido, como son Reece Jones y Marcos Alonso, de la manera que hemos detallado antes. Hasta Mount o Barkley pueden aparecer en esa línea atacante para tener más control del juego.
Pero el denominador común de esta temporada en el ataque del Chelsea ha sido otra gran revelación, el ariete Tammy Abraham. A sus 22 años es un tanque de 1'90 m que suma ya 13 goles en la Premier. Muy intuitivo para buscar el remate, es letal en la ejecución. Ha dejado relegados a papeles secundarios a Batshuayi, y sobre todo a Giroud. El belga es capaz de lo mejor y de lo peor, mientras el francés es un delantero más fijo y mucho menos del gusto de Lampard, que apenas le está utilizando.
Así las cosas, el Chelsea es uno de esos equipos a los que gusta ver. Arriesgado al defender (deja mucho espacio a sus espaldas y fia mucho a su presión) y vertiginoso arriba, es un equipo con buen gusto en el trato del balón, aunque a veces algo anárquico en lo táctico.
En una temporada que se aventuraba de transición, está manteniendo el tipo. Dio guerra hasta la tanda de penaltis en la Supercopa de Europa ante el Liverpool, está cuarto en la liga, con la plaza bien asentada tras la victoria ante el Tottenham, y mañana juega octavos de Champions ante el Bayern. Será éste un duelo en el que no parte como favorito, pero donde seguramente hará al menos sudar a los alemanes.
El Chelsea ganó la final de Champions League 2012 al Bayern en Munich (fuente: El País)Imaginamos que Lampard seguirá al frente la próxima campaña. De hecho, su condición de leyenda blue probablemente le asegure el cariño de la grada aunque vengan malos resultados, por lo que intuyó un mandato largo de Super Frankie. Esta por ver que, una vez cumplida la sanción, the pride of London (el orgullo de Londres), como se autodenomina este club, mantenga este aprovechamiento de sus recursos internos, o si volverá a la cultura del nuevo rico de la que fue club fundador.