Revista En Femenino

El Chino

Por Expatxcojones

El Chino

El Chino en el mercado de Tánger, 2014. expatriadaxcojones.blogspot.com


Se llama Vilal pero todos le conocen como El Chino. Tiene veintiocho años. Nació en una barraca a las afueras de Tánger y es un forofo del Barça.
Se busca la vida como puede. Yo siempre lo veo en el mismo sitio. En el mercado. En la parada donde compro la fruta. Ayuda al vendedor. También se gana unas monedas llevando las bolsas de la gente.
   No tengo estudios ni profesión ¿qué voy a hacer? —me dice.
Me cuenta que empezó a trabajar a los ocho años. Nunca ha ido a la escuela. No sabe leer ni escribir. Apenas conoce los números. En su casa necesitan el dinero. Su padre es muy mayor y no trabaja. Su madre es limpiadora en un café. Con el dinero que gana apenas cubren gastos.
Desde hace veinte años El Chino, se levanta cada día y coge el autobús para llegar al mercado. Aquí todos le conocen. No falta ni un solo día. Sólo cuando está enfermo.
   Tampoco tengo donde ir. Este es mi sitio.    —…   Son como mi familia . Me paso el día con esta gente, a ellos les cuento mis cosas, salimos juntos cuando terminamos la jornada. Menos vivir en la misma casa, todo lo demás lo hacemos juntos.
Me dice que le gustaría ir a España. Su hermano hace años que vive allí. En Madrid. Con sólo trece años se fue de Marruecos. Sin papeles. Después de un tiempo consiguió la residencia. Antes se ganaba la vida como mecánico y les mandaba dinero, ahora la cosa no le va muy bien. Está sin trabajo. Hace lo que le sale. Apenas tiene para vivir él y no puede enviarles nada.
En la casa tiene otra hermana. La pequeña. Ella sí que estudia, es la única, y para ganar algo de dinero, cose ropa. Su familia vive al día.
   Yo gano tres euros. Cuatro. Cinco. A veces, nada. Depende.
Me explica que en verano, con los turistas, gana más. El invierno se le hace largo y difícil. Si consigue llevar unas monedas o incluso sólo algo de comida ya está contento.
   Si hoy puedo comer me basta; mañana ya veré.
Cuando cierra el mercado, a eso de las cuatro de la tarde, pasea por la playa o se va a ver algún partido de fútbol al bar. Le encanta el fútbol. También le gusta el cine, sobretodo las películas indias. Hasta las once o las doce de la noche está callejeando. Come cualquier cosa en cualquier sitio. A veces se queda en el Boulevard con los amigos y duerme por ahí. Me abstengo de preguntarle donde. ¿En la calle?
El Chino me comenta que le gustaría casarse, aunque lo ve difícil. Sin dinero es complicado. Sólo si encuentra a una chica pobre como él habrá posibilidad de acuerdo. Pero no está solo. Ha tenido sus novias. Sus amigas. Chicas de su barrio con las que sale de vez en cuando.
Habla muy deprisa y me cuesta entenderlo. Se ríe todo el tiempo. Al abrir la boca me fijo en que le faltan la mitad de los dientes. Las cicatrices de su cara me dan a entender que no lo ha tenido fácil. Le pregunto si alguna vez está triste.
   No. Yo siempre estoy contento. Aunque tenga problemas, siempre estoy riendo. Pregúntale a quien quieras. Te dirán que es verdad.
Termino de comprar. El Chino coge mis bolsas. Me ayuda a conseguir un taxi. Le pago una buena propina y nos despedimos. Hasta la semana que viene. Bslama. Bslama.

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