Se ha hablado mucho sobre si es bueno o no succionar un chupete. El recién nacido necesita chupar y lo hará con todo lo que encuentre. Quizá sea mejor que lo haga con un chupete, puesto que lo podemos lavar y controlar y le proporcionará consuelo y calmará su apetito.
Para que un chupete sea seguro, debe cumplir las normas fijadas por la Asociación Española de Normalización y Certificación (AENOR):
- Estar hecho de material plástico.
- Tener bordes redondeados, una anilla o tirador para extraerlo de la boca y una tetina lisa no mayor de 3,3 cm.
Es importante mantenerlo siempre limpio, si cae al suelo lavarlo con agua y jabón y procurar tener más de uno para ir variando y evitar así que se acostumbre al mismo ya que si lo pierde, cosa relativamente frecuente, puede ser un drama para todos.
La mayoría de los niños lo abandona al año y medio o dos años, aunque pueden volver a reclamarlo en momentos de mayor ansiedad o tristeza o utilizar un sustituto como el dedo pulgar, un trapito o la patita de un peluche.
No hay ningún motivo para pensar que el paladar o los futuros dientes pueden deformarse por succionar un chupete.
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