Revista Psicología

El ciclo de la violencia doméstica

Por Centro Psiconet

La violencia doméstica o malos tratos, más que un incidente causal, se daría a través de ciclos que se suceden en el tiempo y que llegan a constituirse en mecanismos sostenedores de la relación de violencia.

Podemos distinguir tres fases en este ciclo:

  1. Fase de acumulación de tensiones.
    Hay un aumento progresivo de la tensión entre los miembros de la pareja. Se dan pequeños roces, aumenta la hostilidad, hay cambios repentinos en el estado de ánimo del maltratador que rápidamente empieza a agredir, ya sea “sólo” psicológicamente o con agresiones físicas “leves” como empujones o algún manotazo.
  2. Fase de explosión o agresión.
    La secuencia previa, marcada por la tensión latente da lugar a la descarga a través de la agresión física, sexual y/o psicológica grave. Acaba cuando el agresor toma conciencia de la gravedad de los hechos. Esta fase suele ser más breve que la anterior.
  3. Fase de arrepentimiento o reconciliación.
    El maltratador muestra arrepentimiento por las agresiones cometidas y compromiso de no volver a ser violento. Parece un intento de negar u olvidar la gravedad de la situación previamente vivida. La víctima quiere creer que se ha tratado de una “pérdida de control momentánea” por arte de su pareja y piensa que él, con la ayuda de ella, va a cambiar y nunca más se repetirá lo que ha vivido.

Con el paso del tiempo, las etapas de este ciclo son cada vez más breves, llegando incluso a desaparecer la fase de arrepentimiento, por lo que se pasa directamente de la fase de explosión a la de acumulación de tensiones y de ésta a la de explosión y así sucesivamente, con lo cual se cronifica la situación de violencia.

Algunas de las consecuencias que la violencia tiene sobre la salud física son:

  • Por supuesto, las lesiones físicas que la violencia haya podido ocasionar.
  • Lo más común son los Trastornos funcionales: colon irritable, trastornos gastrointestinales, dolor crónico (por la activación constante ante la posibilidad de una nueva agresión provoca estrés y patrones típicos de afrontamiento pasivo).
  • Otros problemas de salud de alta frecuencia van a ser: daño en articulaciones, pérdida de vista u oído o disfunciones sexuales.

Sin embargo sabemos que pese a que las consecuencias que la violencia tenga a nivel corporal, son de máxima importancia también las consecuencias en salud mental:

  • Trastorno de Estrés Post Traumático: prácticamente el 100% de las víctimas presenta algún síntoma, sobre todo reexperimentación e hiperactivación.
  • Depresión y Trastornos de ansiedad.
  • Otros derivados de los anteriores como el abuso o dependencia de sustancias, baja autoestima (la mayor parte de las mujeres), dificultades para la adaptación social, ideación suicida o suicidio.

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