Zapatero, cuya política ha arruinado la prosperidad española, el empleo, buena parte del tejido productivo, el prestigio exterior, la confianza y la esperanza de los ciudadanos, también está acabando con el cine español, una industria cultural que hace apenas tres años estaba en línea de crecimiento y parecía prometedora.
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Que nadie se confunda porque el cine español, a pesar del "León de plata" otorgado en Venecia a Alex de la Iglesia, está gravemente enfermo y divorciado de la sociedad española. El premio veneciano al director español es como el canto del cisne de una industria que era prometedora y que, como muchas otras actividades y sectores en España, ha sido arruinada por la política y por los políticos.
Odiado por buena parte de los cinéfilos españoles, sin músculo ni capacidad de competir por haber perdido la imaginación y la creatividad, tal vez porque se ha habituado a las subvenciones públicas, generosamente otorgadas por el gobierno de Zapatero, el cine español se muere ahogado por la crisis y por su propio fracaso, sin que la sociedad española derrame una sólo lágrima por esa industria cultural, hasta hace pocos años próspera.
Tan sólo una película española (Que se mueran los feos) recaudó más de un millón de euros en todo el año 2009, lo que constituye un fracaso sin precedentes del cine español, cuya cuota de mercado es apenas del 8.8 por ciento, siete puntos menos que un año antes.
Las causas del desastre del cine español son varias, pero destacan el rechazo de gran parte de los cinéfilos españoles, quizás por el sectarismo del los principales cineastas, que han apoyado a Zapatero hasta lo irracional, después de haber hostigado con la misma intensidad al gobierno de Aznar, y el letal efecto de las subvenciones públicas, que han adormecido y narcotizado una industria cinematográfica que ahora es incapaz de generar calidad y competir.
Muchos expertos y observadores creen que el cine español se ha perjudicado porque muchos cineastas españoles, alineados con la izquierda "progre", han apoyado públicamente a Zapatero, ignorando sus múltiples y terribles errores y fracasos como gobernante, una actitud sectaria que les ha perjudicado y que ha vinculado su imagen a desastres tan impopulares como los del grupo de la "ceja" y la SGAE. En la práctica, el cine español está siendo boicoteado de manera activa por cientos de miles de ciudadanos, muchos de ellos con alto poder adquisitivo y con frecuente asistencia a las salas de proyección.
Otros atribuyen el hundimiento a la piratería, acusación que los expertos niegan porque las estadísticas demuestran que, por su falta de atractivo, el cine español apenas es pirateado. Lo cierto es que, sin las subvenciones públicas, que el gobierno ya no puede otorgar a manos llenas, como antes, porque carece de fondos, el cine español agoniza, incapaz de abrirse camino por sus propios méritos, en el mercado libre.
Influyen también en el colapso cinematográfico el "cerrojo" de las entidades bancarias al crédito fácil y arriesgado, que era el que nutría al cine español, la escasa confianza del capital privado en la capacidad de los cineastas españoles y, sobre todo, la falta de calidad en buena parte de los proyectos.
Revista Cine
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