Yo que soy una huraña, amo a los hombres “socialmente correctos”, esos que saben salir airosos de sus relaciones con los demás, esos que tratan a todo el mundo, aunque piensen las peores cosas de los otros, esos que saben que ser frontal no lleva a ningún lado… aunque yo no pueda dejar de serlo. Es así, lo opuesto atrae, al menos eso que contrasta con nosotros, pero que consideramos “importante” o “de valor”.Katie Morosky (Barbra Streisand) y Hubbel (Robert Redford) no tienen nada en común, más allá de que estudiaron juntos. No tienen nada en común, pero se gustan, quizás porque se admiran. El admira de ella sus “valores” y “principios” y ella admira de el (un Robert Redford joven y hermoso), su belleza y su carisma.
Sydney Pollack dirije a estas dos estrellas, en lo que fue una película taquillera por muchas razones, pero principalmente por el elenco. Historia de amor un tanto melodramática y exagerada sobre una relación imposible, cuyo valor radica (más allá del film en sí) en lo que representó: el escenario para ver juntos a dos de las más grandes estrellas de la industria norteamericana en su momento.
Ayuda mucho la puesta en escena, los vestidos, el maquillaje, la narración en flash-back, para lograr un relato, al menos entretenido en las diferentes épocas que recrea. No ayuda mucho el cariz político e intenso que se quiere dar, pues cuando se quiere contar una historia tomando en cuenta tantas aristas, solo consigues diluir la mayoría o mostrar muchos temas, pero pasados por agua.
La trama nos muestra una pareja llena de pasión “y osadía” como en la song de Ricky Martin, pero también diametralmente opuesta y contradictoria, pues cada uno se plantea la vida desde una óptica que termina siendo irreconciliable. Katie idolatra a Hubbel, pero quiere convertirlo a su fe y compromiso político, Hubbel ama en Katie todo lo “diferente” que es del resto, pero ansia un poco de frivolidad y despreocupación.
Película romántica que no es una comedia, si no más bien un drama imperfecto. Llena de muchísimas escenas felices gracias a los protagonistas.
Personalmente, con ese Robert Redford yo habría olvidado mis ideales para quedarme calladita besándolo en la boca.
Lo mejor del film: la canción de la película cantada por Barbra Streisand.
Calificación: 08/10