El resultado no dice mucho. Manchester City derrotó 3-2 como local al recientemente ascendido Southampton, cumplió con las expectativas y arrancó con el pie derecho la defensa del título de liga conseguido agónicamente la temporada pasada. Sin embargo, no fue tan sencillo como cabría imaginar: antes de quedarse con los tres puntos debió sortear toda clase de obstáculos.
Tévez brilla en la Premier pero no se olvida de sus orígenes
La cadena de desgracias arrancó a los 10 minutos, cuando el Kun Agüero recibió una dura entrada y debió abandonar la cancha en camilla debido a una lesión en su rodilla derecha. Se le realizarán estudios en la semana, pero la preocupación es palpable. Cinco minutos más tarde, el español David Silva desaprovechó un penal, rematando débilmente a las manos del arquero. La ley de Murphy se daba una vuelta por Manchester, parecía que todo iba a salir mal…
Saluda el Kun desde la camilla. Ojalá no sea nada...
Sin embargo, la suerte decidió hacerle un guiño al conjunto celeste: a los 40 minutos, después de un amplio dominio que no lograba penetrar la muralla visitante, Samir Nasri frotó la lámpara y habilitó maravillosamente a Carlitos Tévez, que definió al primer palo para poner el 1-0 y festejar mostrando una remera con la inscripción “Lugano 1 y 2”. ¿Fin del problema? ¿Momento de tranquilidad? Nada más lejos de la realidad…
A los 13 del complemento, luego de que el local se perdiera una innumerable cantidad de goles de manera increíble, el Southampton decidió salir por primera vez del asedio y en su primera excursión al área rival encontró la igualdad: después de una serie de rebotes, la pelota le quedó a Rickie Lambert, ingresado tres minutos antes, quien la mandó al fondo de la red.
La sorpresa y el estupor de los hinchas ciudadanos se multiplicó a los 22 minutos, cuando un córner mal ejecutado derivó en un contraataque perfectamente manejado y con otro suplente, en este caso Steven Davis, marcando el 1-2 inimaginado por todos 10 minutos antes. En este momento, como el guión de una película de suspenso, o como si el destino hubiera sentido que ya había castigado en demasía al City, la fortuna volvió a cambiar de bando.
Un rato más tarde, en otro tiro de esquina para el campeón defensor, el gigante bosnio Edin Dzeko (reemplazante del Kun) se encontró con la pelota a centrímetros del arco y esta vez no perdonó. Marcador 2-2 y con tiempo para buscar la victoria, tal como ocurriera en aquella infartante última fecha ante el Queens Park Rangers. El merecido desahogo llegó a los 35, de la mano del mejor jugador de la cancha, el francés Nasri, quien anotó el definitivo 3-2.
Todos abrazan a Nasri, figura y autor del gol decisivo
Ganó entonces el City un partido en el que mereció golear pero que bien pudo perder. Supo sobreponerse a todos los contratiempos y se quedó con los 3 puntos. Sin embargo, si se confirman los pesimistas pronósticos acerca de Agüero, difícilmente pueda Mancini contar este encuentro como una victoria…