Revista Sociedad

El ciudadano

Publicado el 17 julio 2013 por Yohan Yohan González Duany @cubanoinsular19

Por: Lázaro Javier Chirino

“Ciudadano no es el que vota, ciudadano no es el que critica o aprueba. Ciudadano no es el aplaudidor. Ciudadano es el que piensa, pero para pensar en sociedad y para pensar en los destinos de tu sociedad, de mi sociedad, es necesario estar instruidos y, en fin, poder evaluar.”

Alfredo Guevara, “Dialogar, dialogar, dialogar

votar-participar
Son tiempos de constantes movimientos, tanto políticos, como sociales o económicos. En boca de casi todos, aquellos que se preocupan por su país, están los temas que se debaten día a día y cualquier escenario puede ser ideal para el diálogo, porque defiendo la idea de que muchos cubanos sabemos dialogar y no actuar en monólogos, lo que sucede es que no siempre ocupan cargos o son directores de una empresa. Se nota cierta apertura en el pensamiento de quienes vivimos en este archipiélago antillano y caribeño, tan rico culturalmente y polémico que cualquiera se atreve a decir que “en Cuba las cosas son diferentes al resto del mundo”. Pero la frase que cité de Alfredo Guevara me invita a una reflexión que muchos también nos hacemos: ¿qué papel jugamos como ciudadanos en nuestra sociedad?  

Pienso en primer lugar que muy pocos tienen incluida la palabra “ciudadano” a su vocabulario diario. Ser ciudadano es un honor porque se tienen derechos y deberes que cumplir, oportunidades, facultades, espacios y libertades. Cuando eres ciudadano tu voz es importante y nada ni nadie puede silenciarte. Cuando eres ciudadano no eres uno más sino alguien importante dentro de la estructura social, a la misma altura que un Ministro, un Director de Empresa o el propio Presidente. Hace poco en Venezuela se hicieron algunos cambios de dirección dentro de la Fuerza Armada de ese país, donde asistió Nicolás Maduro y me resultó interesante cómo el locutor anunciaba antes del cargo u ocupación de cada uno de los allí presentes la palabra “ciudadano”, como respeto a esa condición que les permite determinar el destino de su país.

Para que el término ocupe el espacio que se merece dentro de los cubanos y las cubanas primeramente cada cual debe conocer qué hacer y cómo hacerlo. Cada uno debe preocuparse por leer y conocer a profundidad la Constitución de su país y las principales leyes vigentes en Cuba. Pero también debe hacerse más extensiva la divulgación de estas últimas, para que cada cual las conozca. Desde hace un tiempo las ediciones de la Gaceta Oficial han aumentado el número de tiradas y eso me llena de placer, pero no siempre ocurre así y muy pocas veces se utilizan mecanismos alternativos como el digital para distribuirlas, a no ser que alguien con acceso a internet la descargue y de una manera personal la distribuya.

Para que cada cual sepa qué papel juega en la sociedad que vive debe tener conciencia de lo que vale como ente activo y no convertirse en uno que vive por mera funcionalidad. Cada ciudadano debe conocer a sus directivos, ministros, vicepresidentes, la forma de gobierno y su estructura. Vuelvo a citar a Venezuela con su Gobierno de calle, una experiencia encabezada por Maduro, quien lanzó a los barrios y comunidades de todo el país a sus dirigentes para que interactuaran con el pueblo y conocieran sus problemas, preocupaciones, intereses y aspiraciones con el país que están construyendo todos. Pero a su vez le pone rostro a los ministerios del país y a los cargos de la nación haciendo más humano el diálogo. Eso hace falta en Cuba, que cada cual conozca, sin tanto protocolo y retumbo el rostro y la manera de pensar de aquellos que deciden, proyectan y planifican el destino de Cuba.

Un Ministro no puede darse el lujo de visitar un territorio solo para visitar determinados lugares de interés, sin intercambiar con el pueblo, los trabajadores, las amas de casa, la gente común, preguntarles como se sienten, que les preocupa. Siempre que tenemos una visita en casa queremos que se lleve la mejor impresión, pero no creo que engañándolos u ocultándoles la verdad vamos a resolver los problemas que tenemos en la base. Pero el Ministro tampoco puede ser tan ingenuo como para dejarse llevar por el itinerario que le diseñaron. Él o ella tiene facultades suficientes para decir llévame allí o para el carro aquí que quiero visitar este sitio y así saber lo que cree el pueblo común, el ciudadano de a pie y que sostiene con su trabajo, pocas veces bien remunerado, la economía cubana.

La experiencia de discutir los Lineamientos con casi todos los trabajadores fue bastante positiva, porque le dio voz y voto a todos los que quisieron plantear sus inquietudes, y demostró en la práctica que muchas de las ideas plasmadas en el primer borrador podían sufrir cambios a partir de lo que dijeron los ciudadanos. Creo que eso debe generalizarse con todas las leyes que se aprueben en este país, pues aunque el Parlamento represente a los ciudadanos en cada uno de los Diputados allí presentes, no siempre el que está aquí abajo sabe de qué se trata, de qué manera lo involucra y cómo lo beneficia o afecta. Si conociéramos a profundidad los objetivos que se van a aplicar en nuestros territorios, las ideas de gobierno que se tienen para los próximos años, si se divulgara eficientemente por la prensa nacional cuales son los planes de desarrollo local y cada cual entendiera el papel que jugará en su aplicación podríamos entender nuestra responsabilidad con Cuba. Pero también debe hacerse una sociedad más humana y menos politizada, un país donde todos le perdamos el miedo a buscarnos problemas, un entorno menos tenebroso y oscuro y sí lleno de luz para todos y todas.

El país necesita participación ciudadana, la nación reclama que los cubanos y las cubana acabemos de entender que solo desde aquí podremos alcanzar eso que buscamos afuera, pero no siguiendo las órdenes que vienen de arriba sino desde la conciencia de cada cual con el fin de mejorar nuestro entorno, de que cada uno asuma como suyo el espacio que le rodea, que cada cual sienta como suyo el pedazo que le toca defender. Desarrollemos conciencia de ciudadanos y podremos alcanzar esos anhelados sueños de esplendor económico, de estabilidad social y de mejores personas. Hagamos más humano nuestro país.

Tomado del Blog El Carapachibey


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