Por estas fechas todos los años empezamos a asistir con avidez al desfile de mayor calado cinematográfico con las quinielas de los Oscar y demás memeces galardoniles en el punto de mira. Pues bien, para variar este año algo estará descolocándonos cuando tenemos que decir que hasta ahora los pesos pesados que nos han llegado son de habla hispana, y Hollywood, aunque se le espere, no ha mostrado (esperemos que aún) sus mejores cartas. Difícil lo tienen si quieren diluir el sabor de boca que han dejado la excelente Truman de Cesc Gay y ahora este glaciar retrato sin concesiones de “una familia ejemplar” a cargo del argentino Pablo Trapero (7 días en la Habana, Carancho, Elefante blanco).
Con el rabillo del ojo puesto en las “lindezas del régimen” que Argentina había dejado atrás, la trama que se nos relata basa su argumento en una historia real, la de una “familia común” que se “gana la vida” con el “noble arte” del secuestro y la extorsión, naturalmente con la fachada de honradez y cotidianidad que enmascare el tinglado a ojos de sus vecinos. Arquímedes, un tipo acostumbrado a moverse a sus anchas en otros tiempos con otras amistades, es el patriarca, cerebro criminal y “abnegado protector de su familia”, a la que insta a cometer actos delictivos con los peores desenlaces imaginables y extremada frialdad.
El personaje principal está encarnado más que interpretado por un camaleónico Guillermo Francella (El secreto de sus ojos), actor habitualmente de corte humorístico que en este caso pone los pelos como escarpias con su trabajo de contención facial y miradas inhumanas. Consiguen el protagonista en particular y la obra en su conjunto transmitir incomodidad truculenta lejos de poses de malos teatralizados desde el devenir vital de una familia que cuando no está “ejerciendo su secreto oficio” vive en la mayor normalidad que una situación así pueda permitir.
Cuando se desató el escándalo en los años ochenta causó conmoción en toda Argentina, no es para menos, y a buen seguro ha tardado en llegar a las pantallas porque se trata de una empresa tan valiente como incómoda. Pablo Trapero ha demostrado en otras ocasiones con su cine que no teme a un público acomodado a cánones estereotípicos, y los Almodóvar (la película está producida por “El deseo”) tienen un olfato últimamente muy desarrollado para dar en el clavo con el cine argentino. Si alguna pega puede ponerse a esta pieza sinfónica es precisamente una banda sonora desastrosamente desubicada que parece haber salido directamente del tracklist de alguien a quien le hacía ilusión colocarla en la película. Desemboca sin embargo el resto de la composición en un thriller con tensión y un impactante despliegue de las “lindezas interiores” que tu vecino, tendero o amigo pueden estar ocultándote. En este caso, al final la cosa acaba cayendo por su propio peso: demasiado entrecomillado para pasar desapercibido, ¿no les parece?
Dirección: Pablo Trapero. Países: Argentina y España. Duración: 110 min. Género: Drama, thriller, basado en hechos reales. Intérpretes: Guillermo Francella, Antonia Bengoechea, Gastón Cocchiarale, Stefanía Koessl, Peter Lanzani, Gabo Correa, Franco Masini, Inés Popovich, Giselle Motta. Guión: Pablo Trapero. Música: Sebastián Escofet. Fotografía: Julián Apezteguia. Estreno en España: 13 Noviembre 2015.