El “clásico” de la violencia

San Lorenzo y Vélez han configurado, en los últimos años, un duelo que va más allá de lo futbolístico. Lejos de ser algo agradable, el panorama que rodea a este “clásico” (si se podría definir de esta manera) es más que negro. La violencia entre las dos hinchadas se ha ido acrecentando desde hace ya unos años.

El elenco de Liniers hizo méritos para consolidarse como “sexto grande” en los últimos tiempos. Pero como consecuencia de una ausencia de su clásico barrial Nueva Chicago en Primera, ha tenido que salir en busca de un partido que se diferencie de los demás. Al igual que cada vez que se enfrenta con Boca, River, Independiente, el caso de San Lorenzo se ha revalorizado (para mal) por parte de ambas hinchadas. 

La disputa empezó fuerte desde 2007 con una “chicana” por internet donde la hinchada de Vélez se llevó el apodo de floggers. Más tarde, los propios simpatizantes del Fortín comenzaron a responder a las agresiones y el 15 de marzo de 2008, en el partido que enfrentaba a ambos por el Clausura de ese año, se capitalizó en el primer hecho grave.

Emanuel Alvarez, de 21 años, no llegó a la cancha a ver a su Vélez. El chico viajaba en uno de los 40 micros que habían salido desde el José Amalfitani hasta el Bajo Flores y que fueron emboscados a la altura de La Quemita (predio donde se entrena Huracán). Una bala ingresó por una de las ventanillas en la intersección Perito Moreno y Mariano Acosta. Marcelo Javier Aliandre fue encontrado culpable de homicidio y condenado a 15 años de prisión.

Luego de un año sin complicaciones, durante 2010 volvieron a verse incidentes. Fue, esta vez, por el Torneo Apertura en el Nuevo Gasómetro. Luego de un aburrido 0 a 0,  la policía demoró en retirar al público visitante lo que hizo que se violente y comience a agredir a la hinchada local, que decidió descender al campo de juego y empezaron a responder a las agresiones desde allí. Cuando la lucha cuerpo a cuerpo parecía inevitable, llegó la policía (ahora más de cinco agentes). Hubo balas de goma y gases lacrimógenos. Y un nuevo enfrentamiento entre los hinchas de Vélez y la policía. El jefe del operativo, el comisario Carlos Beraldi, terminó internado por un ladrillo que impactó contra su cabeza. 

En marzo de este año, y con estos antecedentes como premisa, los presidentes de ambas instituciones (Carlos Abdo y Jorge Raffaini) se mostraron juntos en la previa del duelo por el Clausura y se entregaron mutuamente “banderines”, en una especie de fraternidad que terminó siendo en vano y un nuevo muerto se sumó a los más de 200 que dejaron los enfrentamientos en el fútbol argentino. 

Ese supuesto pacto de agresión no influyó en nada y a los 7 minutos el árbitro Pezzota ya tuvo que suspender el encuentro ya que, según aseguró, “no estaban dadas las condiciones para continuar“. El público de Vélez había impedido que Migliore llegue al arco con una lluvia de serpentinas, pero eso fue totalmente opacado por la cruel noticia que recibieron los jugadores de San Lorenzo de lo que acontecía fuera del estadio. “Hay un muerto” aseguraron los hinchas cuando Migliore y Guillermo Pereyra se acercaron para calmar a un público que estaba conmocionado por la noticia.

Esta vez fue el caso de Ramón Aramayo de 36 años que, en circunstancias aún no esclarecidas, fue retenido a la fuerza y esposado por la policía,  para luego aparecer muerto a metros de allí, según la autopsia “con escoriaciones y un edema pulmonar”. Según el SAME, el cuerpo se encontraba con varios “golpes en el cuerpo” que habrían sido provistos por el efectivo policial.

No tengo fe en que se llegue a condenar a los culpables. En Argentina se dieron muchos casos así y no pasó nada, más estando la Policía de por medio.

Esa es la sensación de Mabel Aramayo, la mujer de Ramón, quien aseguró esto en una entrevista al Diario Olé. Lamentablemente, nuestra impresión es la misma. Vélez-San Lorenzo, lejos de ser un clásico de fútbol, se ha configurado últimamente como un clásico de “violencia”. Mañana se enfrentarán nuevamente. Esperemos que sea en paz.