La crisis climática se acelera y los expertos proponen nuevos objetivos climáticos para 2040, basándose en datos y pruebas científicas sobre los últimos escenarios disponibles de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
En concreto, y centrados en el objetivo de lograr la neutralidad climática en la Unión Europea (UE) en 2050, se acaba de publicar un informe que aporta una evaluación exhaustiva de los escenarios de emisión de gases de efecto invernadero (GEI) con base científica más recientes disponibles para lograr la neutralidad climática en la UE para 2050, en línea con los objetivos del Acuerdo de París.
Recordemos que este reto de neutralidad climática supone que las emisiones que se expulsen a la atmósfera a mediados de siglo se compensen con las que absorben sumideros naturales como los océanos y los bosques.
Los hallazgos de este informe, basados en un análisis riguroso que considera tanto la equidad como la viabilidad, resaltan la necesidad urgente de acciones ambiciosas para abordar el cambio climático, describiendo también posibles vías y políticas para lograr la reducción de emisiones necesaria.
En primer lugar, este informe recomienda mantener el presupuesto de emisiones de gases de efecto invernadero de la UE (es decir, las emisiones acumuladas) para el período 2030 – 2050 dentro de un límite de 11-14 Gt CO2e, en consonancia con limitar el calentamiento global a 1,5°C, lo que puede suponer no superar o superar de una manera limitada y temporal esa temperatura.
Para lograr esto, la UE debe esforzarse por lograr reducciones netas de emisiones del 90-95% para 2040, en relación con los niveles de referencia de 1990. Estas reducciones son esenciales para mitigar los riesgos climáticos y lograr un futuro sostenible.
Para identificar reducciones viables de emisiones en la UE para 2040, se han analizado más de 1.000 vías de emisión de la UE, identificando aquellos escenarios que se alinean con el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5°C y el objetivo de la UE de lograr la neutralidad climática para 2050.
Tras la evaluación de estos escenarios y el estudio de su viabilidad, se ha incluido también los riesgos ambientales y los desafíos asociados con la implantación a corto plazo de tecnología sostenible, incluidas las opciones energéticas ligadas a la energía solar fotovoltaica, la energía eólica y la energía procedente del hidrógeno.
Para seleccionar los escenarios que logran una contribución adecuada de la UE para lograr los objetivos antes mencionados, también se evaluó la equidad de la contribución de la UE a los esfuerzos globales de reducción de emisiones bajo diferentes principios éticos.
Bajo todos los supuestos evaluados, se ha identificado un déficit entre las vías factibles para las emisiones domésticas y las estimaciones de participación justa basadas en diferentes principios de equidad.
Para abordar este déficit, la UE debe apuntar al límite superior de reducciones factibles en las emisiones domésticas. El apoyo, la cooperación y las asociaciones fuera de la UE también pueden abordar el déficit entre la parte que se considera justa de la UE y el presupuesto factible recomendado.
Lo cierto es que el objetivo recomendado para 2040 y el presupuesto para 2030-2050 se pueden lograr comenzando con el logro del objetivo actual de reducción del 55% para 2030.
Reducciones adicionales de emisiones a corto plazo disminuirían aún más las emisiones acumuladas de la UE hasta 2050 y, por lo tanto, aumentarían la equidad de la contribución de la UE a la mitigación global.
Los escenarios evaluados revelan varias características comunes que es importante considerar, siendo un aspecto notable que se encuentra en múltiples escenarios el despliegue significativo de energía eólica y solar, combinado con la electrificación del uso de energía y la ampliación de alternativas de combustibles fósiles como el hidrógeno.
Los caminos que combinan esta ampliación de la tecnología sostenible con ganancias de ecoeficiencia pueden conducir a una descarbonización casi completa del sector eléctrico de la UE para 2040, incluida la eliminación gradual de la generación de electricidad a carbón para 2030 y la generación a gas sin cesar para 2040.
Estas vías también minimizan la dependencia de la UE en la eliminación de CO2 de la atmósfera (ya sea mediante nuevas tecnologías de eliminación de carbono o la mejora del sumidero natural de la tierra), minimizando así los riesgos asociados con la confianza en estos enfoques. Sin embargo, incluso estas vías requieren la eliminación de carbono a gran escala para lograr la neutralidad climática.
Este informe destaca los numerosos beneficios de reducir la dependencia de los combustibles fósiles y los recursos naturales
Además de reducir la dependencia de la UE de las importaciones de combustibles fósiles, aumentando así su seguridad energética, esta transición mejora la salud y el bienestar de los ciudadanos de la UE a través de una mejor calidad del aire. También puede reducir el estrés hídrico y conducir a una mejor protección de la naturaleza.
Sin embargo, la realización de estos beneficios requiere una planificación cuidadosa a nivel europeo, nacional y local, con una toma de decisiones inclusiva, con un compromiso de las partes interesadas, garantizando la equidad y la justicia, y catalizando la innovación y un amplio desarrollo de capacidades.
Si te interesa este asunto puede consultar el informe titulado Asesoramiento científico para la determinación de un objetivo climático para 2040 en toda la UE y un presupuesto de gases de efecto invernadero para 2030-2050, publicado por el Consejo Asesor Científico Europeo sobre el Cambio Climático (ESABCC), está disponible en nuestro fondo documental ecointeligente.
El artículo El clima requiere un recorte drástico de emisiones se publicó primero en ecointeligencia.