Desde 2004, la Unión Europea obliga a que todos los huevos destinados a consumo humano que se vendan envasados o a granel, deben ir marcados con un código en su cáscara. Pensaba dedicar el post a explicar el significado de este código, pero me he encontrado con esta imagen que, en esta ocasión sí, vale más que mil palabras:
Y como me había quedado prácticamente sin entrada, decidí dejarme llevar, saltando de enlace en enlace, por uno de esos caminos digitales en los que, cada vez más habitualmente, acabo metido mientras preparo los post, y que de nuevo ha conseguido provocarme un regusto amargo al chocar de frente con la evidencia de la crueldad humana, su miserable perversidad, su insaciable avaricia, su rotunda ausencia de empatía hacia otras especies y su despreciable homocentrismo, que le hace creerse el elegido por su dios inventado y el ser más importante del universo...
Vamos a fijarnos en el primer número del código, el que indica la forma de cría del ave, y que será una de estas cuatro:
0.- Gallinas de producción ecológica. Con una libertad de movimiento similar a la gallina campera pero con menor densidad de ocupación de gallinero y terreno al aire libre.
1.- Gallinas camperas. Cuando las gallinas se crían en naves, pero con posibilidad de salir al aire libre, lo que se aproxima bastante a su hábitat natural.
2.- Gallinas criadas en suelo. Sin acceso al exterior pero se pueden mover libremente por la nave en la que se encuentran, aunque dicha nave esté densamente poblada.
3- Gallinas criadas en batería o jaulas. Un sistema que permite producir más huevos y disponer de mayores controles ganaderos y sanitarios a costa de una capacidad de movimiento limitada del ave.
Es sobre este último método sobre el que me gustaría hablaros, para agitar vuestra alma y despertar vuestra conciencia. Confieso que yo me enteré del significado del código hace pocos días, pero en la última compra semanal, antes de echar el cartón de huevos al carrito, comparé etiquetas, y puedo "presumir" de haber desechado los que lucían el fatídico número 3, y haber optado por los marcados con un discreto número 2, lo mejor que había para elegir, todo sea dicho... Pero después de haber visto el vídeo que tenéis al final del post, y haberme documentado un poco sobre el tema, prometo delante de todos vosotros que nunca más volveré a comprar huevos de gallinas criadas en jaulas. El principal motivo es evidente: esas granjas son culpables de maltrato animal, con el objetivo de aumentar la producción al reducir los costos de alojamiento, alimentación y recolección de los huevos. De nuevo nos topamos con una de esas verdades absolutas e innegables que articulan el sistema capitalista: para aumentar los beneficios, hay que olvidar los sentimientos.
Podréis decirme que las granjas que crían sus gallinas en jaulas cumplen con las exigencias de la Normativa que las regula, pero eso sólo las convierte en legales, ni de lejos podrán llamarse justas (se me escapa una sonrisa que más parece una mueca al pensar en calificarlas de humanas). A pesar de estar domesticadas desde hace siglos, las gallinas ponedoras conservan su "memoria ancestral" a la hora de adquirir conductas, como el establecimiento de una jerarquía, dormir en una percha, picotear y rasguñar la tierra, bañarse en polvo... Para las condenadas a vivir hacinadas en una jaula donde ni siquiera hay espacio para que puedan estirar sus alas, resultan imposibles estos comportamientos naturales.
Más allá del sentido común, hay evidencias científicas de que las gallinas sufren en las jaulas. El 35% de las muertes prematuras son por osteoporosis (huesos frágiles), principalmente debido a estar privadas de cualquier actividad física. Pero también hay que tener en cuenta que la gallina media, estimulada para ello, pone cerca de 300 huevos al año, lo cual supone una demanda de calcio para la formación de las cáscaras que agota las resevas naturales de ese elemento en el cuerpo del ave y facilita la aparición de la enfermedad. Otro problema de su bienestar, asociado a obligar a las gallinas a poner tal cantidad de huevos, es el desarrollo de tumores malignos del oviducto.
Y ahora os propongo una visita a este infierno gracias al dispositivo diseñado por Animal Visuals, con el que se puede vivir su experiencia visual y auditiva y, con poco esfuerzo, imaginar lo que deben sentir. Os desafío a ver cuánto tiempo soportáis la angustiosa experiencia de imaginaros sufriendo ese maltrato todos los días de vuestra vida, del primero al último. Simplemente hay que clicar en el "play", y con el ratón arrastrar la imagen en la dirección que se quiera mirar. También arriba y hacia el suelo...
Aún hay más. La mayoría de las granjas despican a sus gallinas. Esta mutilación, conocida con el hábil eufemismo "ajuste de pico", consiste en el chamuscado del pico de las aves mediante una lámina candente, para prevenir que se picoteen unas a otras. Se trata de una amputación seria que provoca dolor no sólo en el momento en que se realiza, sino que puede perdurar y volverse crónico. Empezó a practicarse para evitar que el picoteo de las plumas de otra ave pueda conducir al canibalismo. Está reconocido que estas conductas vienen provocadas por la frustración de encontrarse privadas de sus comportamientos naturales.
He dejado para el final el vídeo. Os advierto ante su crudeza y severidad. Fue grabado con cámara oculta a finales de 2005 por un afiliado a la Organización inglesa Compassion Over Killing, que trabajaba encubierto en la empresa Esbenshade Farms, situada en Mount Joy, Pennsylvania, una de las mayores productoras de huevos de la nación. Gracias a las imágenes, se presentaron 70 cargos de crueldad animal penal contra el propietario y el gerente de la granja. Pero no os hagáis ilusiones: el 1 de junio de 2007, un juez del condado de Lancaster absolvió a ambos de todos los cargos. El abuso es perfectamente legal siempre y cuando se cometa contra los animales de granja. Si se hubiera producido contra perros o gatos, no me cabe duda de que la sentencia habría sido diferente...
Espero haberos concienciado y convencido para rechazar a partir de ahora el número 3. Es una acción que se tarda en realizar menos de diez segundos. Y, ahora que tenéis los datos y sois conscientes de la situación, ya no podéis argumentar ignorancia: comprar huevos de gallinas criadas en jaulas, os convertiría en cómplices de esos malnacidos. ¿Quién querría pertenecer a ese club?
Fuentes: wikipedia, saber curioso, Instituto del Huevo, Fundación del corazón, Animal Visuals, Youtube, Autosuficiencia, Compassion Over Killing.