Nueva Orleans, 1943. Josie, una niña de diez años, acompaña a su madre Louise, a ver a Willie, la dueña del burdel más famoso de la ciudad, para que vuelva a darle trabajo. Willie siente una simpatía inmediata por Josie y le concede una nueva oportunidad a su madre. Siete años más tarde, gracias a Willie, Josie ha conseguido trabajo en una librería en cuya trastienda vive para mantenerse apartada de Louise todo lo posible. A cambio, echa una mano limpiando en el burdel y ayuda a Willie con las cuentas, pues se ha convertido en una de sus personas de confianza. Pero Josie sueña con una vida mejor. Se hace amiga de Charlotte, una chica de buena familia que está de visita en la ciudad, y empieza a albergar el ferviente deseo de abandonar Nueva Orleans e ingresar en la universidad. Aunque ese futuro parece estar muy por encima de sus posibilidades, hará lo posible, con todo su esfuerzo y la ayuda de sus amigos, por cumplir su sueño.
La última novela de Ruta Sepetys nos traslada a la ciudad de Nueva Orleans en la década de los cincuentas, donde los burdeles y el hampa campaban a sus anchas en el Barrio Francés. Josie crece prácticamente sola entre tanta decadencia, no sabe quién es su padre y su madre es una prostituta bastante alocada. La niña sabe que si no quiere acabar envuelta en la misma sordidez que rodea a su madre tiene que alejarse cuanto antes de ella y de la ciudad. La novela tiene dos puntos fuertes: Su protagonista: Josie es un imán desde muy niña, enseguida destaca su desparpajo. Es inteligente,lo que llama la atención de Willie, la propietaria del burdel donde trabaja su madre. Enseguida la niña madura a marchas forzada, y a los dieciocho tiene objetivos, es consciente de que una educación y unos estudios la sacaran del Barrio Francés. Vive pendiente de los ecos de sociedad, anhela pertenecer a otro mundo. Un día entra una joven de clase alta en la librería donde Josie trabaja. La dos jóvenes simpatizan enseguida y Josie ve como uno de sus sueños se hace realidad: la joven Charlotte la ha invitado a una fiesta en la parte alta de la ciudad: el barrio de los privilegiados.
La ciudad: la segunda baza de la novela. No resulta difícil “descubrir” Nueva Orleans a través de los ojos de Josie, sus peculiaridades, sus defectos, sus virtudes. Leer El color de los sueños es viajar a la vieja ciudad y dejarse llevar por el melancólico gemido de un saxofón, caminar por sus calles abarrotadas, admirar los balcones de hierro forjado, sus funerales ruidosos, etc. Pero no es únicamente la ciudad, la autora nos lleva hasta los mismísimos años cincuenta, lo que da a la novela un toque de película de la época ya que además del drama personal de Josie, la trama aporta un toque de suspense. El desenlace de la novela no ofrece grandes sorpresas pero a pesar de ese punto previsible es un placer leer El color de los sueños por la prosa cuidada de Ruta Sepetys, por su magnífica adaptación a un pasado no muy lejano pero que ha recreado de manera elegante sin que resulte una sobrecarga de información. Es una historia rica en matices, sobre todo los personajes que giran en torno a Josie: ricos o pobres, buenos o malos, pero también están los que caminan entre sombras, los que resulta difícil definir como Willie, uno de los personaje más logrado de la novela. Una vez más la narración en primera persona nos permite entender los entresijos de los sueños de la protagonista y ser testigos de su proceso de maduración pero también nos perdemos la oportunidad de llegar a conocer un poco mejor a los otros personajes. Aun así, a través de Josie ya percibimos los matices de todos ellos.
He disfrutado de principio a fin, la devoré en dos noches, y no no pudo ser en una porque hay que dormir de vez en cuando. No conocía la autora pero en cuanto pueda voy a buscar algo más suyo porque El color de los sueños es una historia muy completa sobre lo sórdido y lo bello de la vida, sobre la amistad, el sentimiento de comunidad, los deseos por cumplir, el primer amor o desamor. Sin dudarlo, muy recomendable.