Idle Hands, 1935 Will Barnet
EL COMANDANTE CHÁVEZ HA MUERTO
Un aire marcial recorre tu memoria,
soldadito de plomo fundido en
los rojos colores de la tarde.
Venías de un largo sueño de injusticias,
de esta América sangrante.
De un país rico que no tenía dinero
ni para calmar el hambre de su pueblo.
Llegaste cuando la esperanza de libertad
y de progreso se había diluido
entre los grandes torbellinos del liberalismo
y del capitalismo salvaje.
Espejitos y cuencas de colores para el indio
a cambio de sus riquezas.
Venezuela, Venecia trasatlántica y llanera,
los amigos del norte y de lo ajeno,
te vendían luego como oro
lo que a un precio irrisorio
previamente te compraban.
Ni industria, ni maestros, ni doctores,
la pobreza era tu gran tesoro.
Ahora ha muerto el que dijo “basta”,
ha muerto el que dijo “no quiero”,
el que no quiso soportar ya nunca más tantas cadenas.
Chávez tenía para su pueblo otro sueño.
Te acusaron de ser soberbio.
Te acusaron de hablar como los pobres
y parecerte a tu pueblo.
De no rendirte a las veleidades
de la prensa libre controlada por los poderosos.
Expropiaste, nacionalizaste,
y repartiste el botín entre los más necesitados.
Pactaste con el último apestado
que la izquierda progresista de todo el mundo
ya había desahuciado.
Te apropiaste de los símbolos del héroe
como un visionario que sabe del poder secreto
que tienen sus banderas.
Abriste sentidos cuando ya nadie esperaba
que se pudiera decir algo distinto.
Compañero, camarada, hasta la vista.
Ahora miles siguen tu camino.
En Ecuador, Brasil, Argentina, Bolivia,
en nuestra querida Cuba.
Y ya no somos los pobres, los que no tienen palabras,
los que no tienen más que dar la callada por respuesta.
En tus filas hay maestros y doctores,
trabajadores incansables y obreros.
Y un buen puñado de poetas.
Ahora somos miles los que por ti tomamos la palabra.
Ruy Henríquez
9 de marzo de 2013