La palabra viene del latín compromissum y es definida como una obligación contraída o una palabra dada. El vocablo viene a cuento de las estadísticas de absentismo laboral en nuestro país, a todas luces injustificadas y que invitan a la reflexión. Es evidente que en muchas ocasiones esa ausencia tendrá su razón de ser, pero en muchas otras no es así y ello genera problemas de productividad, de eficiencia, de compañerismo incluso, y entorpecen la vida normal de la empresa.
Y ante esta situación, qué remedio se puede poner? Yo creo que hay que trabajar en dos líneas muy claras: por un lado la educación, la formación de las nuevas generaciones en conceptos tan denostados hoy en día pero tan críticos para la evolución de las sociedades modernas como: sacrificio, responsabilidad, entrega, en definitiva, asunción de compromisos. Por otro lado, nuestros empresarios deben concienzarse de que a mayor flexibilidad, a mayor capacidad de conciliar de manera real la familia con el trabajo, a mayor valoración del empleado por resultados, la persona dispondrá de una capacidad mucho mayor para cubrir todas sus obligaciones.
Algo hay que hacer, pero no podemos permitirnos avanzar erróneamente en esta dirección porque el final del trayecto lo conocemos sobradamente. Alberto Trallero - Optima Management
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