Desde el origen de los signos como forma de comunicación hasta la aparición del lenguaje, las formas de comunicarse han ido avanzando y evolucionando a lo largo de la historia.
Ilustración de la serie de Lucas Urich publicadas en el libro.
Gestos, gemidos o sonidos, dibujos, signos, letras, palabras, números, … La comunicación en el ser humano ha tardado entonces, por lo menos, la misma edad que se asigna a los primeros homos, es decir, y sin entrar en debates antropológicos, al menos 4 millones de años.
En mi opinión es indudable que el principal paso de los últimos 40000 años ha sido el dibujo y la simbología, cuyas últimas dataciones han asignado a las Cuevas de Altamira y otras cercanas de Cantabria y Asturias, las pinturas más antiguas de la tierra.
Hace 4.000 años fue la escritura, y hace 600 la segunda gran revolución del lenguaje: la imprenta.
El primer libro impreso, la Biblia, ha sido una de las mayores influencias jamás entregadas a la humanidad, y precisamente la imprenta, a los pocos años, fue el instrumento de la primera corriente reformista católica: Martín Lutero supo utilizarla como propaganda de sus 95 tesis revolucionarias cuya reforma y consecuencias en el mundo entero aún hoy perduran.
Casi al mismo tiempo, hace ahora cerca de 300 años, se constituía la Real Academia de una de las lenguas mas habladas del mundo: la española.
Y a la vertiginosa velocidad que comienza a marcar la revolución industrial: la radio, la televisión -el lenguaje de los demás- entraba en las casas de millones de personas como un elemento no solo de información, sino de comunicación y fuente de cultura y expansión para el propio lenguaje.
Después la política, como el gran dominador del lenguaje para la persuasión y, no pocas veces, para el engaño. Y al poco la publicidad, ese mágico lenguaje de la información y las emociones.
Hoy, las redes sociales, vienen a completar ese gran esquema de la comunicación que engloba a todos sus recursos.
Es entonces cuando el hombre, el mismo que hace miles de años comenzó a formar sociedades , que vivía de espaldas a la cultura y por lo tanto al conocimiento y a las capacidades de comunicación, ha ido completando un círculo que hasta hoy necesitamos comprender, practicar y dominar como parte de nuestro propio proceso de desarrollo social y personal.
Ese círculo, ese amalgama de diferentes aspectos y elementos de la comunicación global, puede venir representado por:
- Los gestos, tan vigentes como el primer día, a través de la comunicación no verbal.
- La voz, su tonalidad, entonación, volumen… Y su poder de seducción.
- La escucha, la observación y la empatía, como formas mentales, y también activas, de comunicarse.
- La escritura, tan importante siempre y aun ahora mas, a través de libros de divulgación y entendimiento y la propia prensa escrita
- Las relaciones sociales, la proximidad y la confianza física entre las personas, la próxima, marca todavía los principios del respeto en la comunicación.
- El lenguaje cinematográfico y publicitario, comunicando a través del entorno audiovisual.
- Las redes sociales, como medio relacional, mas allá del componente lingüístico.
Ahí tenemos al ser humano, el Comunicador Total. Aquel que es capaz de dominar todos los recursos, de saber aplicarlos a cada ambiente. De saber individualizar, darle el valor al mensaje pero también al receptor.
De comprender que comunicarse es relacionarse, por lo que emisor y receptor están al mismo nivel. De que el mensaje tiene que ser responsable, y, ya puestos a pedir, que colabore para crear una sociedad mas justa y solidaria.
Más información: Cómo ser una persona influyente. Manual para el Comunicador Total.