El conflicto y los recursos obsoletos

Si hay conflicto dentro, dentro se queda enredado en el cuento de "los trapos sucios se lavan en casa" piensa de forma recurrente la Imagen Corporativa. Dentro el silencio y la petición perversa de "Aunque nos ahoguemos, tú muéstrate siempre aparente". Cuando el conflicto se reproduce fuera, ella se queda aparente y bien enrocada, tiesa como la mojama.

Si bien la Imagen de Marca pretende encontrar el hueco por donde se escapa la confianza y la fidelización que no obligue a tirar la casa por la ventana en miles de ofertas y promesas que de forma recurrente la Imagen Corporativa incumple, estableciendo diálogo y consciente de que el enriquecimiento debe llegar a todas las partes implicadas. La Imagen Corporativa, solo sabe de Imagen y de apariencia, elige un color bonito y lo compone mágicamente, se viste de seda y conquista mientras va dejando discursos que se vuelven huecos ante las vueltas de promesas incumplidas y ofertas que, hábilmente ocultan que nada tienen de ofertas y cuando la cosa se pone fea, fea, fea la Imagen Corporativa lanza un conflicto fuera y enrocada se queda, estimando que un ataque es la mejor de las defensas . 

Y tú dirás, ¿A que viene  una reflexión tan en "apariencia" brutal? Luego miras las etiquetas y piensas ¿Que pasó para que enrede, ahora, una revolución a Branding atado a Artes Escénicas y termine depositando esperanzas en que yo entienda que al final, tú y sin ayuda de nada más, eres mi intención máxima para meterte en un cuento?. 

Si te digo que el Arte y todo lo que se nutre de el, conoce las virtudes del conflicto, comprende que te añada que, está muy bien, si es jugado para lograr profundidad de aprendizaje pero, cuando, la intención es palpar las mieles de tu convencimiento quizá, puedas percibir que semejante actitud, logre engañarte por milésimas de segundo, logrando que termines creyendo que la vida es blanco y negro y que tú has de tomar partido pero, dos segundos más tarde, convendrás conmigo y es algo que la Imagen Corporativa aún no sabe, tú escucharás la palabra, observarás la acción y zaassss terminarás argumentando tu propia reflexión. Cuando aún vives ese tipo de relación sin experiencia con la que contrastar, sumas dos segundos más y dejas de pertenecer a los que han comido sin saborear el bocado y habrá llegado, sin casi ni verlo, a un sonoro ¿En que me afecta a mi? 

El mal uso corporativo del conflicto dramático como recurso

Vemos tertulias en TV plagadas de juegos de conflictos dramáticos fingidos y pactados y allí donde los de las "izquierdas" vende oposición a los de las "derechas" buscan tu atención y una vez captada esta, pretender dirigir tu acción hacia a donde a ellos les interesa. Contemplas batallas comerciales entre productos de los que terminas sospechando que, al final, son lo mismo. Te cuentan cuentos de sabores de calidad en comidas que generan enfermedad y luego, caes en la cuenta, que quien vende el producto sano es el mismo que te llevó a comer triglicéridos pero olvidan que, al final del cuento, tú decides y eliges, allí donde la construcción de un conflicto resulta sana porque nadie te obliga más que tu propia necesidad o deseo, después eso si, de sufrir lo que no pretendías.

¿Quieres Branding? toma Branding pero amig@s el teatro panfletario y vendedor de motos, hace tiempo que no atrae ni al más pintado.

Y es que te digo, te digo, te digo que para usar un conflicto dramático y llevarlo al éxito es preciso que tengas la absoluta intención de dialogar hasta decir basta, buscando soluciones que enriquezcan a todas las partes y permitir que tu interlocutor elija sin que le marques caminos o le pongas zanahorias delante como si de un burro se tratara.