Revista España
El sur de España debe buena parte de su interés turístico a los evidentes encantos de su costa.
El sol ha eclipsado otros atributos naturales de esta comunidad que no se encuentran en primera línea de playa y que cada vez reivindican con más fuerza el protagonismo que merecen.
Así, para aquellos que no sólo quieren meter en la maleta el bañador, Andalucía ofrece un sinfín de actividades que abarcan desde el turismo interior al alpinismo, la espeleología, el senderismo, el vuelo sin motor, el surf, la caza, la pesca e incluso el automovilismo. A la carta.
Y es que, si las arenas más templadas se encuentran en Granada, también allí baten records, y vaya que sobresalen, el Mulhacén y Veleta, las dos cumbres más altas de la península y dos puntos de visita obligada para los amantes del alpinismo o simplemente de la montaña.
No es el único lugar para ponerse las botas. También en la Sierra de Filabres y en Tabernas (Almería) o en el desfiladero de los Gaitanes (Málaga) se puede practicar la escalada.
También pueden admirarse desde el aire, mediante el vuelo libre y sin motor. Antequera (Málaga), Carmona (Sevilla) o el Parque de Cabo de Gata-Níjar constituyen entornos excelentes para vivir la experiencia del parapente o el ala delta.
Los paisajes de Andalucía, no obstante, ocultan interiores igual de fascinantes. Los aficionados a explorar las entrañas de la tierra tienen a su disposición grandes formaciones calizas, grutas, cuevas y simas. Por mencionar algunas: la Cueva del Gato (Málaga), la de los Murciélagos de Zuheros (Córdoba) o las de Sierra de Aracena (Huelva). Sin olvidar la de Sorbas, en Almería, una de las coordenadas más estimulantes para quienes quieren llegar al corazón de la naturaleza.