Ahora que han pasado unos días desde que su santidad el Papa Benedicto XVI ha realizado su viaje al Reino Unido, puede ser un buen momento para hacer un breve balance de esta visita. De entrada, ha constituido un viaje histórico, ya que ha sido el primer Papa de la Iglesia católica que visita las islas británicas invitado oficialmente por la reina Isabel II de Inglaterra, ya que Juan Pablo II estuvo en Reino Unido, pero en visita pastoral y no oficial.
El Papa ha viajado a Reino Unido bajo el lema "El corazón habla al corazón", que precisamente era el emblema del Cardenal John Henry Newman (1801-1890), famoso por su conversión a la Iglesia católica en 1845, y que en este viaje ha sido beatificado por el Papa Benedicto XVI en la ciudad de Birmingham.
A los dos personajes, Newman y Ratzinger, les unen muchas cosas: su decidida fe en Jesucristo, su fervor y preparación intelectual y su confianza en la Iglesia católica. No es difícil imaginar que la conversión de Newman en la Inglaterra del siglo XIX debió provocar gran escándalo y revuelo, pero el que fuera presbítero anglicano conocía a la perfección la historia de la Iglesia y uno de sus anhelos era la vuelta de la Iglesia de Inglaterra al seno católico.
Tras la conversión de Newman al catolicismo, hubo otras muchas en Inglaterra, entre ellas la de nuestro querido amigo Chesterton, al cual le apasionaba la figura y la obra del Cardenal Newman, hasta el punto de considerarlo como todo un modelo de conducta y de vida. Estas conversiones llegan hasta hoy: baste recordar la del ex-primer ministro Tony Blair, entre otros. Y es que muchos fieles anglicanos, ante la desmedida y revolucionaria liberalidad de la Iglesia de Inglaterra, están dando de espaldas a su antigua fe y han decidido volver a la Iglesia de Roma.
Además de la beatificación de Newman, el Papa ha estado con la reina Isabel II, con el heredero al trono, el Príncipe Carlos, y con los responsables de la Iglesia anglicana para tratar de limar asperezas y de profundizar en un sano ecumenismo y diálogo entre ambas confesiones, al fin cristianas las dos, con las diferencias conocidas, pero con idénticos destinos: el amor a Dios y al prójimo.
Hubo cierto temor a que se cometiera algún atentado contra la vida del pontífice, pero gracias a Dios esta amenaza no ha llegado a materializarse. Lo triste es que el Papa ha sido denigrado, burlado e insultado por muchas personas, a cuento de su pasado y de los penosos casos de pederastia, por los que ya ha pedido perdón en nombre de toda la Iglesia en numerosas ocasiones, cosa que no hacen otros colectivos cuando se ven en semejantes circunstancias. Ha sido triste leer a ciertos 'periodistas', no sólo ingleses, sino españoles también, lanzando insultos e improperios gratuitos contra el Papa y su labor en la Iglesia. Allá ellos con su inquina y su mala educación.
Creo no equivocarme al calificar como un éxito esta visita de su Santidad a Reino Unido y estoy seguro de que si el gran Chesterton hubiera vivido para verla se habría sentido muy identificado con la figura bondadosa, sencilla y humana de Benedicto XVI porque, al igual que pedía el Cardenal Newman, hoy ya beato, el Papa sabe que 'el corazón habla al corazón'.
Que Dios os bendiga a todos, amigos, y hasta pronto.