Ya confesé públicamente que El Corcovado era uno de mis rincones favoritos y expliqué mis razones. Por eso no debe extrañarte que vuelva a él con frecuencia.
Me gusta hacerlo especialmente cuando las condiciones meteorológicas son diferentes (con lluvia, niebla, viento, nieve,…) y con los cambios de estación. Las cascadas y el arroyo Valhondo suenan distintas, los colores cambian y siempre descubro algo nuevo. Además me relaja.
La aproximación siguiendo la ruta verde hacia El Vado, por sí sola ya merece la pena.
Lar-ami