Aunque el argumento de “El coro” puede sonar a una temática ya conocida –relación padre/hijo, alumno/profesor, alumno/ compañeros…–, el film cuenta con varias bazas que lo elevan encima de otros de similares planteamientos. Por un lado, la dirección de François Girard, que a pesar de resultar convencional tiene la virtud de narrar muy bien la historia y envolverla en una elegante puesta en escena; por otro, unos actores experimentados, a los que da gusto ver interpretar: Dustin Hoffman, Kathy Bates, Eddie Izzard, Josh Lucas, Debra Winger…; y en tercer lugar, la música: excelente música como terapia y como catalizadora de la evolución de los personajes.
La banda sonora no defrauda y el espectador puede recrearse escuchando composiciones clásicas como el Spem in Alium de Thomas Thallis, o contemporáneas como el Adiemus de Karl Jenkins. Y así, entre pieza y pieza, discurre esta amable y valiosa cinta, que es –a la vez– una historia de aprendizaje y superación personal, de redención y perdón, de aceptación pacífica de las propias limitaciones, de confianza en uno mismo y en los demás.
